Alrededor del 45% de los hogares españoles cuentan entre sus miembros con una mascota, teniendo en cuenta este significativo dato, no es de extrañar, aunque si motivo de preocupación, que España encabece la lista de países europeos en cuanto abandono y maltrato animal.
Y es que en nuestro país, el año pasado, más de 300.000 animales fueron abandonados y más de 2.000 infracciones fueron denunciadas por maltrato animal.
Ante tal bárbara barbaridad, la administración se ha visto obligada a tomar cartas en el asunto y establecer los medios, mediante los cuales se pueda combatir los números anteriormente referidos, ya que parecía no ser suficiente que el maltrato animal estuviese penado por nuestro Código Penal.
Es por ello por lo que el próximo 29 de septiembre de 2023, entrará en vigor la nueva Ley de Bienestar Animal, ideada y llevada a cabo por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, normativa que introduce numerosos requisitos y cambios que afectan, de forma directa y severa, tanto a quienes son propietarios de mascotas como a los que lo serán en un futuro.
Pero claro, como no podía ser de otra manera, esta nueva ley viene salpicada de inconcreciones, incógnitas y puntos o disposiciones más que discutibles… algunas de ellas -dan la impresión- más encaminadas al fomento del abandono animal que a la protección de éstos.
Muchas han sido las disposiciones que han levantado ampollas entre los amantes de los animales y no solo ampollas, sino incertidumbre.
En lo que se refiere a los perros, la nueva ley dispone que estos no podrán estar más de 24 horas en solitario, pese a que dispongan de comida, agua y resguardo suficiente (con algunas excepciones como para los perros pastores), pero lo que más aterra a quienes tienen un perro como mascota o lo piensan tener, es que se establece la obligatoriedad de pasar un curso habilitante, aunque poco se sabe del mismo, tan que será gratuito, lo que aún, a estas alturas, no se ha revelado, es en qué consistirá, cuáles son los criterios para superarlo ni donde se impartirá.
Pero no solo los dueños de los caninos tendrán la obligatoriedad de examinarse, sino que los propios perros, tendrán que superar el llamado “test de sociabilidad”, siendo esto uno de los puntos más sorprendentes, disparatados y díscolos de la nueva ley.
El animal que no supere dicho test será catalogado con el mismo calificativo que la ley elimina, el de “perro potencialmente peligroso”, por lo que elimina una calificación vigente para seguir aplicándola de manera encubierta.
Otra de las medidas más comentadas y debatidas es la obligatoriedad de contar con un seguro de responsabilidad civil, destinado a cubrir los posibles daños que puedan ocasionar los animales domésticos.
Conllevando el incumplimiento de algunas de las disposiciones recogidas en la nueva Ley de Bienestar Animal, multas comprendidas entre los 500 y los 200.000 euros.
Una ley como todas en estos últimos tiempos, con más sombras que luces, que a bote pronto, parece ir más destinada en detrimento de los animales que en pro de estos, pues las consecuencias de su aplicación, están por descubrir, atentos al experimento… porque puede que nos lleve a un abandono masivo de animales domésticos.
Una vez más, aunque Dios no lo quiera, los animales sufriendo las consecuencias de los actos de algunos seres humanos, más animalistas que los propios animales, pero sin ponerse en la piel de quienes son verdaderos defensores de estos.
