La soledad es en uno de los grandes problemas que tienen hoy las personas en el mundo, llegando a convertirse en casi una epidemia. En España, las estadísticas revelan que hay 4,7 millones de hogares de personas mayores de 65 años que viven solas, de las cuales 1,5 millones de ellas son mujeres, afectando a todos los rangos de edad.
La soledad es una de las principales causas de exclusión social y lo que hace que a aquellos que tienen fuerza para ello, más frecuentemente los jóvenes que se sienten solos, se les cruce por la cabeza la idea del suicidio. Del total de la población, más de la mitad, alrededor de un 63%, dice haberse sentido solo en el último año.
Sin embargo, y curiosamente, los datos parecen indicar que los jóvenes tienden a sentirse más solos que las personas mayores; según nuestros datos, hasta los cuarenta años estamos luchando por ser nosotros mismos, por ser más modernos, no parecernos a nuestros padres y conseguir un futuro mejor para nosotros. Pero a partir de los cuarenta comenzamos a aceptarnos como somos, a comprender que nos parecemos a nuestros progenitores y a observar los genes de nuestra familia en nuestra forma de ser.
Probablemente aceptándonos como somos sea como mejor contribuimos al progreso del mundo, porque haremos bien lo que nuestros genes tenían programado para nosotros, incluso desde antes de que naciéramos. Y si lo modificamos, que sea para mejorarlo, algo que solemos hacer con la educación, con la cultura y, en cierta medida, con la política.
En Inglaterra, la soledad se ha declarado una emergencia nacional. Y en el mundo, las encuestas parecen indicar que conforme la edad va aumentando, la sensación de soledad disminuye, y para las personas mayores mantener en lo posible los vínculos sociales es muy importante, aunque lo que más satisface y lo que más palía el sentimiento de soledad es vivir en familia.
En líneas generales, a las personas que viven solas, hay dos redes de apoyo que les son de gran ayuda: la familiar y la social, y ambas juegan un papel anti exclusión. Internet ayuda a profundizar en la exclusión social y las redes sociales contribuyen a tener una falsa apariencia de aceptación y cariño. Pero hay que seguir manteniendo el contacto físico con los amigos, dado que los amigos son también parte de nuestra familia, aunque el trabajo, mientras se tiene, es también de alguna manera terapéutico y nos hace sentirnos menos solos y ocupados.
Otro factor que contribuye a paliar la soledad es participar en las actividades que promueven los ayuntamientos, tanto a nivel culturales como social o lúdicas. Participar en ellas, independientemente de la edad, y hacer un viaje placentero, si es posible en familia o con amigos al menos una vez al año, puede ayudar a sentirse menos solo. Aunque no debemos olvidar que, independientemente de las modas, amar y ser amado debe ser nuestro objetivo en la vida y es, sin lugar a dudas, lo que más nos rejuvenece y ayuda a estar mejor, tanto físicamente como mentalmente.