¿Cabe un museo más en la capital malagueña? ¿Aportaría o restaría? ¿Es Málaga lo suficientemente atractiva y competitiva frente a otros posibles emplazamientos como Sevilla o Madrid para la nueva sucursal del Hermitage? El tiempo lo dirá. La realidad a día de hoy es que el alcalde, Francisco de la Torre, ya ha mantenido contactos con los impulsores de la franquicia que no apunta a que se vaya a instalar, como se decidió en principio, en Barcelona. Ahora bien, ni sus socios de gobierno de Ciudadanos, están por la labor de momento.
Así, si el alcalde se mostraba este lunes abierto a que la capital acoja una sede de la pinacoteca rusa, tras mantener una reunión con los promotores de la iniciativa en la Ciudad Condal dejando claro que “nosotros estamos abiertos al tema en la línea de la estrategia de Málaga para ser fuerte en cultura”.
Noelia Losada, portavoz de Ciudadanos, y para bien o para mal, concejal de Cultura y pilar del equipo de gobierno, dejaba también claro que “no necesitamos nuevos museos, necesitamos una rehabilitación de la Alcazaba y Gibralfaro y seguir realizando excavaciones en el monumento; necesitamos realizar las excavaciones del Cerro del Villar; necesitamos plantearnos la necesidad de conservar la catedral; necesitamos volcarnos en la arqueología; en los Astilleros Nereo; en la parcela del Astoria Victoria”.
Todo tiene un coste
Y en medio de esta disparidad de opinión entre socios de gobierno, el grupo socialista ayer puso un intento de cordura al mostrar las cifras de la nueva propuesta. El portavoz socialista, Daniel Pérez, reclamó al alcalde, Francisco de la Torre, la creación de un Plan Director de museos “para evaluar los ya existentes antes de traer el Hermitage a nuestra ciudad, que supondría para las arcas un gasto inicial cercano a los 50 millones de euros, 30 de ellos para construir el edificio, además de otros cinco anuales en concepto de mantenimiento”.
A juicio de Pérez, “los malagueños ya no pueden permitirse gastar más fondos públicos en museos franquicias”, por lo que propuso que “antes de traer más sucursales de este tipo a Málaga, primero hay que conocer el grado de retorno que supone para nuestra ciudad el dinero que nosotros invertimos, que en la actualidad se cifra en más de 15,6 millones”
De hecho, Losada recordó que que se acaba de “renovar hasta 2035 el convenio con el Museo Ruso de San Petersburgo y el Pompidou estará al menos en nuestra ciudad hasta 2025” y que “Málaga ha invertido 14 millones en prorrogar su presencia en la ciudad. Ambos museos, junto con el Picasso, el Museo de Málaga, el Thyssen o la Casa Natal configuran una oferta de extraordinaria calidad. Es una gran señal que el Hermitage se plantee venir a Málaga. Pero quizás no es el momento”, ha concluido.
De la Torre ofrece
De la Torre afirmó a los periodistas que ha mostrado su “disponibilidad, lógicamente”, aunque recordó que ha habido “más ciudades” con las que se han reunido los promotores y ha apuntado que desconoce “si ha sido un contacto de ellos hacia las ciudades o al revés”. El lunes también, el Ayuntamiento de Madrid recordaba que sigue en conversaciones con el Hermitage para “ampliar la oferta cultural” de la capital, según la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Andrea Levy. “Iniciamos conversaciones con el Hermitage, y las negociaciones y conversaciones se siguen manteniendo para ampliar la oferta cultural de la ciudad de Madrid”, señaló.
Pero, para el alcalde de Málaga, “en cualquier caso, nosotros estamos abiertos al tema en la línea de la estrategia de Málaga de ser fuerte en cultura”, insistió el regidor, que precisó que en esa reunión planteó dos posibles ubicaciones en la ciudad. Los promotores se mostraron “más orientados a la ubicación portuaria, en la zona de la plataforma de San Andrés, en un espacio situado al este de la parcela reservada para el Auditorio”, explicó De la Torre, que ofreció otra parcela frente a la Comisaría provincial de Policía.
Para el PSOE la cuestión es otra: Pérez recordó que su grupo ya propuso el pasado septiembre “sentarse a trabajar y echar una segunda mirada a los cánones que se pagan por las franquicias museísticas”, ya que “supone un esfuerzo excesivo que lastra el capítulo de inversiones en demasía, a la vez que se reduce el de ayudas sociales”.
