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Málaga

Rauw Alejandro, un cóctel molotov que enloqueció a Fuengirola

Más de 15.000 personas se prendieron con el puertorriqueño en un concierto en Marenostrum que fue perreo, balada, fuegos artificiales y lluvia de ropa interior

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Rauw Alejandro.

Así salió a cantar: gorra y chaqueta que luego acabó quitándose.

Más de 15.000 personas vieron al de Puerto Rico en Marenostrum Fuengirola.

Lo dio todo en el escenario con su equipo de baile.

En modo balada, para cantar temas como Aquel Napp ZzZz.

El Castillo Sohail fue conquistado por un puertorriqueño que emergió del suelo, literalmente, cuando más de 15.000 personas aguardaban en Fuengirola. Un pícaro siempre sorprende. El tema Dile a él fue el pistoletazo de un concierto de más de hora y media de reguetón, balada, trap y mucho baile con flow Rey del Pop, salvando distancias. Rauw Alejandro lo puso todo del revés, como el concepto de su disco 'ViceVersa'.

A las 22:20 de la noche empezó el único concierto del artista en Andalucía. Durante la tarde, el paseo marítimo que se esconde tras el escenario del Marenostrum Fuengirola se llenó de gente haciendo cola en dos de los accesos. Se palpaba ya la locura. Mayoría para la pubertad, también menores, más chicas que chicos, pero también abundaban los mayores de 30, 40 y 50, incluso. Un popurrí curioso. Es lo que genera Rauw, un top 3 de artistas más escuchados en el mundo y que ya sabe lo que es ganar un Grammy latino. Se sabe de estrella y así se abrió paso con temas como Mírame, El Efecto, Caprichoso o Enchule

"¿Dónde están las nenas solteras en la casa?", soltó con voz algo ronca. Ahí se pudo pensar en que haría más playback para cuidar las cuerdas vocales, pero sorprendió su manera de dosificarse. Rauw suena bien en directo y se mueve aún mejor por la tarima, sea con tres, seis o diez bailarines o solo ante el peligro. Entre canciones volaban tangas y sujetadores, un clásico en los shows del deseado reguetonero, fantasía de muchas y muchos. Las cogía del suelo y las mostraba como el ligón de instituto que enseña sus rolletes como trofeos.


Continuó con canciones que las masas gritaron más que él. Fantasías, Nubes o Pensándote. A eso le añadió fuegos artificiales, humo, bolas de fuego al ritmo del ‘beat’ y una pantalla inmensa detrás que dio forma y arte al espectáculo. Fue intercalando temas de sus tres últimos discos (tiene cuatro), sobre todo mucho de Vice Versa y Afrodisíaco. Y soltó la pregunta que fue mecha para prender Fuengirola: "¿Cuántos quieren perreo?".

Fue un concierto para estar de pie, en el césped de la ladera del Sohail, que se convirtió en pista de perreo improvisada. Aunque los de la grada no se resistieron a levantarse y bailotear. Lo que el Covid evitó y la normalidad devolvió. Perreo Pesau, La Old Skool y Loco Por Perrearte (su tema más reciente junto a De la Guetto) fueron el prólogo de lo que venía, un poco de romantiqueo.

La segunda parte

Llegando a la hora de partido vino un rápido descanso con el ‘interlude’ de A Palé, que provocó falsas ilusiones en el respetable. La canción de Rosalía, su pareja sentimental, no acabó en cameo inesperado de la catalana (utopías del fan), aunque le sirvió para cambiarse de atuendo: chaqueta motera con lentejuelas, camiseta interior blanca, pantalón oscuro y Jordan IV. “¡Quiero a toda Málaga perreando hasta abajo!”, ordenó, y al artista siempre se le hace caso.

El de San Juan (Puerto Rico) dio un volantazo a su espectáculo y dejó paso a las baladas y la letra sensual de Museo, el estribillo ‘sentío’ de Tiroteo o la letra cursi-explícita de Aquel Napp ZzZz, y fue en estas canciones donde su voz fue predominante. Sentado en un taburete, con un foco apuntándole y miles de móviles grabándole, fue una pequeña pausa en el camino para ponerse sentimental.

Pero rápido empezó a virar la cosa en sus temas más pegados como Cúrame, Reloj, Dream Girl y la esperada por muchas chicas, 2/Catorce, en la que se atrevió a hacer ese baile sensual (y viral en TikTok) con el que cualquier terrenal hubiera provocado la más absoluta vergüenza ajena.

Pero claro, Rauw Alejandro está en ese punto de la fama en que todo lo que haga resulta irrepetible. Aunque sea un movimiento que roce lo porno. Evite el lector pensar en todos los peques (acompañados de mayores) que había allí, que no fueron pocos.

Si empezó el concierto con chaqueta y pantalón ancho es porque en su puesta en escena incluye el elemento de la semidesnudez. Se quitó la camiseta de tirantes, la lanzó al público y cantó Sexo Virtual mostrando el brillo del sudor -a quién se le ocurre salir en chaqueta a Fuengirola un 10 de junio- y sus tatuajes del torso. Uno de ellos, encima del ombligo, dice: "Rosalía".

Lo dio todo cuando tocó perrear y dejó coreografías bien curradas con una ristra de profesionales del baile a cuál más dinámico. “Espero que la estén pasando cabrón”, espetó en jerga puertorriqueña. Los miles de espectadores, mientras tanto, a lo suyo: gozándolo con que sonara Party, su última colaboración con Bad Bunny.

Dejó dos bombas para el final y una extra. Sonó el reguetón duro de Desesperados y la joya de la corona, la canción del verano 2021: Todo de ti, que generó el mayor nivel de decibelios de la noche. “¡Otra, otra, otra!”, se gritó con ansia. Y el ‘popstar’ de la música urbana latina los consintió: regresó, cantó La Nota y se fue en un pestañeo.

La hora y media larga se hizo corta, coincidían muchos a la salida del concierto. Rauw pasó por Málaga como un tornado que dejó Desenfocaos a muchos, sin ropa interior a muchas y con ganas de más a todos. Un cóctel molotov de artista versátil, que baila y canta y te zarandea cuando se lanza al escenario a prenderlo.

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