La huelga de limpieza en Málaga, que arrancó la pasada medianoche, sigue adelante después de que el Ayuntamiento y el comité de empresa de Limasa no hayan llegado a un acuerdo este martes en una reunión que apenas ha durado 47 minutos en la Caja Blanca, y de la que el edil de Medio Ambiente, el popular Raúl Jiménez, salía escoltado bajo una lluvia de pitos y abucheos de parte de la plantilla que se ha agolpado en las inmediaciones.
Las negociaciones entre las partes están rotas, después de que el Ayuntamiento insista en que las demandas de la plantilla, que reivindica recuperar los derechos del convenio laboral de 2010-2012, sólo podrían ser aplicadas a partir de 2017. El sindicato planteaba cobrar este año parte de la paga de productividad, en concreto 276 euros en septiembre, y la mitad del restante, 433 euros, en once mensualidades prorrateada, pero para 2017 exigían que fuera en su totalidad y en un solo pago. Además, continúan defendiendo contar con 21 días de vacaciones en verano y 15, en el resto del año.
"Nos vemos obligados a retirar la oferta, hemos hecho todos los esfuerzos y ahora se abre un nuevo escenario más complicado, ahora las condiciones serán a menor, ya estamos viendo los primeros efectos de la huelga", defendió el responsable. En la propuesta municipal, el presupuesto de limpieza crecería en 4,4 millones de euros en 2017, y hasta los 5 millones en 2018.
"No sabemos por qué, pero entienden que es insuficiente, aunque lo tendrían garantizado en un convenio, pese al modelo de futuro que se adopte a partir del 2017, cuando acaba el contrato actual", matizó el popular, que lamentó que "han preferido arriesgar para tener más, aunque puede que la sentencia al final nos dé la razón y se queden sin nada".
La contraoferta del equipo de gobierno municipal pasaba por aceptar para todo lo que queda de año y también para 2017 el descanso los fines de semana para la plantilla fija, y ampliaba, incluso, la vigencia de la negociación a 2018. Se abría la posibilidad, a partir de 2017, a que 15 días de vacaciones fueran disfrutados de junio a septiembre y los 21 días restantes, en los otro ocho meses del año. Se confirmaba, igualmente, para 2017 la paga ligada a la productividad de 867,91 euros; además, en la última contraoferta se contempla para 2018 que esa cantidad aumente a 1.119 euros --276 euros fijos y el resto condicionados a que no haya absentismo laboral--. También se contemplaba que, en caso de baja por enfermedad, se cobre hasta el cien por cien del salario correspondiente.
El presidente del comité de Limasa, Manuel Belmonte, a su salida, se mostraba muy indignado y acusaba al equipo de Gobierno popular de "mentir" alegando razones presupuestarias para abonar la paga de productividad este año, principal escollo en las negociaciones. "Lo que le pedimos son sólo 400 y pico euros más de paga, que eso no supone ni 600.000 euros anual en el presupuesto", insistió el líder sindical que se ampara en la interpretación de la sentencia del juzgado de lo social número 8 que estipula que el convenio vigente es el de 2010-2012.
Incidencias
Cuando todavía no han transcurrido 24 horas de huelga, el parón en la recogida de basura se empieza a notar en el centro histórico, donde los contenedores soterrados de zonas como la Plaza Uncibay ya se resienten con muchas bolsas agolpadas. De las 18 rutas de recogida que salieron anoche, nueve se cubrieron con normalidad, en otras siete todos los vehículos se estropearon y en las otras dos, llegaron en carga y los contenedores aparecieron doblados. "Esperamos que respeten los servicios mínimos, que no haya juego sucio", pidió e responsable municipal.
