La Tierra marcó otro hito lamentable el 23 de mayo, cuando el dióxido de carbono rebasó las 400 partes por millón (ppm) en el Polo Sur por primera vez en 4 millones de años.
El Polo Sur ha mostrado la misma tendencia al alza incesante, en dióxido de carbono (CO2) que el resto del mundo, pero su remota localización hace que sea el último luhar en registrar el impacto de las crecientes emisiones del consumo de combustibles fósiles, principal origen de la contaminación de gases de efecto invernadero.
"El confín del hemisferio sur era el último lugar en la Tierra donde el CO2 aún no había batido esta marca", dijo Pieter Tans, científico principal del Global Greenhouse Gas Reference Network de la NOAA. "Los niveles globales de CO2 no volverán a los valores por debajo de 400 ppm en nuestras vidas, y casi con seguridad durante mucho más tiempo".
En el transcurso del año, los niveles de CO2 suben y bajan durante el invierno y descienden durante el verano del hemisferio norte, cuando las plantas terrestres consumen CO2 durante la fotosíntesis. Las plantas capturan sólo una fracción de las emisiones anuales de CO2, por lo que cada año, desde que las observaciones comenzaron en 1958, ha habido más CO2 en la atmósfera que el año anterior.
El año pasado, el promedio mundial de CO2 llegó a 399, lo que significa que con seguridad en 2016 superará 400 ppm. La única incógnita es si el mes más bajo para 2016 se mantendrá por encima de 400.
Y la tasa anual de aumento parece estar acelerándose. La tasa de crecimiento anual de CO2 atmosférico medido en el Observatorio de Mauna Loa de la NOAA en Hawai saltó 3,05 ppm durante 2015, el mayor incremento año a año en 56 años de seguimiento. Parte de salto del año pasado se debió a El Niño, el calentamiento cíclico del Océano Pacífico que produce condiciones meteorológicas extremas en todo el mundo, haciendo que los ecosistemas terrestres generen CO2 a través de los incendios forestales, sequías y olas de calor.