El proceso de paz colombiano sufrió hoy un revés con el ataque de las FARC a un destacamento militar en el suroeste del país que dejó al menos 10 muertos y 18 heridos, lo que supone una ruptura del cese el fuego unilateral de esa guerrilla que llevó al Gobierno a endurecer su posición.
Fuentes de la Clínica Valle del Lili, en la ciudad de Cali, informaron de la muerte de uno de los heridos, lo que elevaría a once el número de fallecidos, pero posteriormente portavoces del Gobierno confirmaron que hasta el momento son diez los muertos.
Como consecuencia de este ataque, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ordenó reanudar los bombardeos contra campamentos de las FARC, suspendidos desde el pasado 10 de marzo en respuesta al cumplimiento que esa guerrilla venía haciendo de su cese el fuego unilateral e indefinido desde al 20 de diciembre del año pasado.
El mandatario calificó la acción contra el Ejército en Timba, zona rural del municipio de Buenos Aires, en el departamento del Cauca, "un ataque deliberado, no fortuito de las FARC", y como tal "implica un claro rompimiento de la promesa de un cese el fuego unilateral".
"He ordenado a las Fuerzas Armadas levantar la orden de suspensión de bombardeos a los campamentos de las FARC hasta nueva orden", dijo el presidente en Cali, capital del vecino departamento del Valle del Cauca y la ciudad más cercana al sitio donde se produjo el ataque, cuyas circunstancias son objeto de investigación.
Desde que las FARC anunciaron su cese al fuego unilateral como parte de los diálogos de paz en Cuba se han presentado varios incidentes con el Ejército, con muertos de uno y otro lado, pero en número menor al de hoy y siempre en acciones casuales.
Santos se trasladó a Cali con su ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, donde encabezó un consejo de seguridad con la cúpula militar y autoridades regionales, tras lo cual anunció la reanudación de los bombardeos y ordenó a los jefes militares "desplegar todas las acciones ofensivas necesarias".
Tanto el cese el fuego unilateral de las FARC como la suspensión de los bombardeos de las Fuerzas Armadas a esa guerrilla habían sido celebrados en los últimos meses por la sociedad colombiana por ser medidas que conducían a la reducción de la intensidad del conflicto armado, que dura más de siglo.
Tras condenar lo que llamó "vil acto", el jefe de Estado se dirigió a las FARC para decirles que no se dejará presionar con "hechos infames como este para tomar una decisión sobre cese al fuego bilateral".
Según el mandatario, el cese al fuego bilateral que reclama la guerrilla "no puede darse ni se dará sino como consecuencia de un acuerdo serio, definitivo y verificable, de terminación del conflicto".
La reanudación de los bombardeos a campamentos de las FARC fue pedida al Gobierno por algunos sectores políticos, principalmente de la derecha, tan pronto se conoció la noticia del ataque a los militares.
El procurador general, Alejandro Ordóñez, fuerte crítico del proceso de paz, manifestó que el presidente "debería ordenar el reinicio de los bombardeos contra las FARC en todo el país", pues aseguró que con el ataque en el Cauca "se produjo el rompimiento del cese el fuego de manera dramática, de manera cruel".
Por su parte el expresidente y senador Álvaro Uribe dijo que "el Gobierno facilita el crimen y lo legaliza", lo que atribuyó al desmonte de la política de seguridad democrática de su administración (2002-2010), que "ha frenado los bombardeos" a las FARC.
Antes de la declaración presidencial, la delegación de paz de las FARC en La Habana atribuyó la situación a la "incoherencia" del Gobierno, que "está ordenando operativos militares contra una guerrilla en tregua".
Pese al ambiente enrarecido que rodea al proceso de paz tras los últimos acontecimientos, que suponen un retroceso de la confianza que los negociadores tratan de generar en La Habana, Santos insistió hoy en su propósito de acelerar los diálogos para pasar la página del conflicto.
A la pérdida de confianza se refirió el coordinador residente de las Naciones Unidas en Colombia, Fabrizio Hochschild, quien declaró que la ONU está "entristecida y preocupada" por el ataque.
"Los muertos de hoy en la mañana representan un triste paso hacia atrás en la reducción del sufrimiento y (el aumento de) la confianza en el proceso de paz", afirmó Hochschild en Bogotá.