Sri Lanka acude en calma y con gran afluencia a votar en las primeras horas de una jornada en la que elegirá a 225 parlamentarios para un periodo de seis años y un primer ministro, en la primera gran elección tras la derrota en las presidenciales de Mahinda Rajapaksa, candidato en estos comicios.
El actual primer ministro, Ranil Wickremasinghe, del Partido Unido Nacional (UNP) que respaldó al presidente, Maithripala Sirisena, en las elecciones de enero, es el favorito para ganar frente a Rajapaksa, líder de la Alianza para la Libertad del Pueblo Unido (UPFA) y del fragmentado Partido de la Libertad de Sri Lanka (SLFP).
"Vine a votar temprano como es nuestro derecho, también tengo que ir a trabajar, así que vine antes de ir a la oficina", indicó a Efe Sudharshini Ranasinghe, empleada de una empresa privada, tras depositar su voto en un suburbio de Colombo.
Según pudo constatar Efe, hay largas colas en la capital sinalesa a la entrada de los colegios electorales, que abrieron a las 07.00 hora local (01.30 GMT) y permanecerán abiertos hasta las 16.00 horas (10.30 GMT).
De acuerdo con la autoridad electoral, al menos 175.000 agentes custodian unos comicios a los que están llamados más de 15 millones de votantes que podrán depositar su sufragio en 12.333 colegios electorales habilitados para la ocasión.
En Sri Lanka, el presidente del Parlamento es además primer ministro, cargo que designa, sin embargo, el presidente del país.
Los votantes deben elegir a tres candidatos de la lista del partido elegido.
Está previsto que los resultados se hagan oficiales el martes.
Observadores electorales y la Policía han indicado que la carrera para las elecciones de hoy se ha desarrollado en relativa calma pese a que se han registrado tres muertos en incidentes ligados con ella hasta su término el pasado viernes.
Sin embargo, la polémica no ha estado ausente de la campaña y Sirisena ya ha adelantado que si Rajapaksa ganara, lo que sería una sorpresa de acuerdo con los sondeos, ordenaría formar gobierno a otro miembro de su partido.
Rajapaksa, dirigente del país entre 2005 y enero pasado, tuvo una más que controvertida gestión de gobierno que incluyó el final de la guerra contra la guerrilla de los Tigres Tamiles (LTTE) en 2009 entre numerosas denuncias de violaciones de derechos humanos.
Su gestión, muy ligada a China, estuvo salpicada por denuncias de corrupción y de nepotismo.
Contra todo pronóstico, en enero perdió la presidencia a manos de una gran alianza de partidos encabezada por Sirisena, ex secretario general de la formación política de Rajapaksa y su ministro de Salud hasta dos meses antes de esos comicios.