Este martes, un movimiento telúrico de magnitud 5,2 agitó la región afectada, sin aparentes consecuencias
Las autoridades indonesias pidieron hoy a la población mantener la calma y evitar la divulgación de noticias falsas tras el terremoto y tsunami que golpeó el 28 de septiembre a la isla de Célebes, con un recuento provisional de 1.944 muertos y una estimación de 5.000 desaparecidos.
Este martes, un movimiento telúrico de magnitud 5,2 agitó la región afectada, sin aparentes consecuencias.
El nuevo sismo propició a su vez la propagación en internet de bulos con imágenes de desastres anteriores y disparó las alarmas entre la población.
"Pedimos a la gente que mantenga la calma", señaló en un comunicado el portavoz de la agencia de gestión de desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho, quien instó a mantenerse informado a través de las fuentes oficiales.
El terremoto de hoy tuvo lugar a 5 kilómetros al noreste de Palu, la ciudad más afectada por el seísmo de 7,5 grados que sacudió el 28 de septiembre la provincia de Célebes Central y que fue acompañado por un tsunami con olas de más de 3 metros.
Casi 2.000 personas murieron por aludes de barro, las olas y el colapso de los edificios, y casi 75.000 indonesios permanecen en centros para desplazados.
Los equipo de búsqueda y rescate continúan en las zonas más afectadas por el desastre, en particular los barrios de Balaroa y Petobo - ambos en Palu-, donde calculan que 5.000 personas podrían estar sepultadas, aunque el recuento oficial de desaparecidos alcanza solo los 835.
La Cruz Roja apremió en las redes sociales a los residentes de la zona asolada por la catástrofe a registrarse en su base de datos para localizar familiares e indicar que se encuentran a salvo.
Según la BNPB, el servicio de agua, electricidad y gasolina ha sido restablecido casi en su totalidad en la mayoría de zonas afectadas, donde en los últimos días volvieron a abrir bancos y mercados.
El desastre natural en Célebes es el peor que padece Indonesia desde el tsunami que en 2004 barrió la provincia de Aceh, en el oeste del archipiélago, donde murieron 167.000 personas.