Los próximos meses van a ser duros para la población gaditana que sufre de alergia. Las bajas temperaturas de este invierno, con una media nacional en febrero de 6,9ºC (media 8,5ºC) favorecerán el enraizamiento de las gramíneas salvajes y cereales. El otoño fue seco, pero el invierno ha sido muy húmedo con precipitaciones intensas originadas por las borrascas Emma, Félix y Gisele). En el último mes las lluvias se han multiplicado por cinco para lo habitual en esta época.
La abundante lluvia de marzo será por tanto motivo de una fuerte polinización de las gramíneas y este tipo de polen es uno de los principales enemigos de los gaditanos que sufren trastornos alérgicos. Si a ello se une que la lluvia lleva consigo situaciones de humedad en las que se mueven con comodidad de los ácaros, la situación empeora, porque es otra de las causas principales de alergias en la provincia.
En el hospital de Jerez se atendieron en 2017 9.012 consultas por personas aquejadas de alergias. En el Hospital de Puerto Real, en pediatría durante el año 2017 se pasaron un total de 160 consultas médicas también por alergias, lo que significa que se realizan al año un total de 2.600 actos médicos.
En el Campo de Gibraltar, ambos hospitales atendieron durante el año 2017 un total de 3.302 consultas.
Las cifras son significativas del alto número de pacientes que sufren procesos alérgicos en la provincia de Cádiz. Y los informes médicos alertan de un aumento de las alergias en los próximos años. En los últimos diez años se ha duplicado el porcentaje de alérgicos a los pólenes más alergénicos. Según Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC)Las gramíneas han pasado del 35% al 74%, la arizónica del 9% al 23%, el plátano de sombra y la salsola del 7% al 14% y el olivo del 30% al 52%. La causa parece hallarse en el efecto de la contaminación y el cambio climático sobre los pólenes.
La diversidad paisajística le da una singularidad a la provincia de Cádiz a la hora de establecer un mapa sobre este tipo de trastorno. No se puede hablar de un solo perfil del alérgico gaditano.
En la parte de la costa predominan las alergias a los ácaros y al polvo doméstico y de almacén.
En la zona donde hay pantanos, caso de Bornos y Arcos, hay que hacer incluir además del polen de las gramíneas y los ácaros a los mohos de alternarias mientras que en la parte de Sierra (Grazalema, Ubique, Olvera) el olivo es el alérgeno predominante.
En Jerez y Villamartín el polen de la gramínea es el que predomina, mientras que en Vejer y La Janda, a los ácaros y gramíneas hay que sumar, el polen del olivo.
El doctor Joaquín Sastre, miembro de SEAIC, asegura que “las enfermedades alérgicas precisan de un manejo integral, no sólo desde el punto de vista terapéutico, sino también orientando al paciente, sobre cómo convivir mejor con su enfermedad”.
La inmunoterapia o vacunación antialérgica debe considerarse siempre como una herramienta terapéutica de primer orden en el manejo de los pacientes alérgicos. “La inmunoterapia proporciona una disminución significativa de los costes totales en salud inducidos por la enfermedad alérgica respiratoria, reduciendo tanto los gastos indirectos (pérdida de productividad laboral y calidad de vida del paciente) como los gastos directos (costes por actos médicos y gasto en fármacos para el control de síntomas)”, apunta el doctor Sastre.
Los datos más relevantes son los referidos a estos costes directos: la inmunoterapia disminuye un 40% los gastos en servicios médicos y un 30% el referido a uso de fármacos de alivio sintomático. “Es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la patología alérgica. Por lo tanto, a la hora de abordar el tratamiento integral del paciente alérgico hay que valorar todos los costes asociados”, asegura este especialista médico.
Existen otras medidas que mejoran la calidad de vida de los pacientes alérgicos, cuyos síntomas no se circunscriben únicamente a los meses de primavera. Los purificadores de aire logran filtrar la mayoría de las partículas ambientales de pequeño tamaño, por lo que pueden proporcionar un control ambiental adecuado para las personas alérgicas en espacios cerrados y reducen los síntomas.
Las mascarillas que cubren la nariz y la boca son una buena solución para los alérgicos que viven en zonas de elevada intensidad de polen, ya que evitan que éste entre en las vías respiratorias y reducen el uso de medicación de rescate. El tamaño del polen es especialmente pequeño por lo que solo son eficaces las mascarillas homologadas, que tienen un elevado poder filtrante.