El bailaor Francisco Hidalgo, regresa de Londres donde ha coreografiado un musical que ha cosechado tal éxito que se ha acordado ya repetirlo el próximo año
El flamenco es considerado fuera de España como un género de primer nivel, al que equiparan con la ópera o el jazz entre otras músicas, asegura el bailaor Francisco Hidalgo, recién vuelto de Londres donde ha coreografiado un musical que ha cosechado tal éxito que se ha acordado ya repetirlo el próximo año.
Este gaditano de 37 años, habitual de los tablaos de Madrid, Barcelona o Sevilla, no para; ahora con los últimos ensayos de su nuevo trabajo, "Moscas y diamantes", que estrena en el Teatro Vicente Espinel de Ronda (Málaga) el 12 de noviembre antes de llevarlo a la capital de España, donde lo ha creado en el Centro Coreográfico Canal.
Asegura en una entrevista con EFE que se ve bien al flamenco más allá de España -hay mucha programación de este arte en el exterior con compañías de gira- y que esta música vive un buen momento con artistas de gran nivel que investigan nuevas formas, mientras otros mantienen la tradición: "el flamenco ahora es muy rico".
Considera que hay profesionales que están generando nuevos públicos y que las administraciones públicas deberían hacer más por el flamenco, por las compañías, cuidar más a los artistas y darles facilidades para crear y utilizar instalaciones públicas como teatros o centros culturales.
Del baile flamenco Hidalgo destaca la calidad que muestran algunos jóvenes y bailaores de países como Japón, Alemania, Italia, Reino Unido, Brasil o Chile.
ÉXITO EN LONDRES
Acaba de obtener buena crítica y reconocimiento del público por el musical "The House of Flamenka", que ha coreografiado bajo la producción de Karen Ruimy y la dirección de Arlenne Phillips para el teatro Peacock de Londres. Ese triunfo ha llevado a que el montaje vaya a retornar al mismo escenario en 2023 durante seis semanas.
"Se cogen movimientos de flamenco y se adaptan a otros tipos de música", señala el artista sobre ese espectáculo en el que participaron diez bailarines españoles de flamenco y diez de Reino Unido de otras disciplinas y en el que él bailó además de coreografiar.
Investigaron cómo unir dos lenguajes, "unir bailaores de flamenco con bailaores de contemporáneo", a lo que añade que "los movimientos de flamenco se han desconfigurado al meterlos con otros ritmos y ha funcionado, ha tenido mucho éxito".
Ese musical ha dispuesto de buena base de flamenco, con una decena de bailarines españoles y muchos movimientos de flamenco metidos en otras músicas, en otros ritmos.
Francisco Hidalgo -natural de Algodonales- se aficionó al flamenco gracias a la televisión y empezó a bailar en su pueblo y en la peña flamenca de Ronda, ciudad donde obtuvo el Premio Nacional Anilla la Gitana en 2008 y a la que volverá con sus coreografías de nuevas formas.
Para esa última creación, "Moscas y diamantes", ha contado con el asesoramiento de Belén Maya en el proceso de búsqueda y pretende que el público reflexione, le interesa "remover el interior de la gente" y que piensen si hacen lo que quieren o "lo establecido como correcto".
BAILE INSPIRADO EN CUADROS
Se ha inspirado en la pintura "rompedora" de Oswaldo Guayasamín, donde encontró el modelo de movimiento que quiere para su cuerpo, "la expresión de las caras, las manos", y ha preparado su espectáculo teniendo como referencia delante grandes murales de fotografías que reproducen obras de ese artista.
Con la dirección escénica de Carlos Chamorro, la obra que está a punto de desvelar cuenta con el apoyo de los Teatros del Canal de Madrid, el Teatro Vicente Espinel de Ronda y la Fundación Unicaja.
Hidalgo fue finalista en el Festival Internacional del Cante de Las Minas de La Unión en 2010; ha sido bailarín principal del musical "Flamenk'a" en teatros de París y Londres; con el Instituto Cervantes estrenó espectáculo en Argel, Jerusalén y Túnez y giró con otro montaje por Estados Unidos.
También desarrolló trabajos en espacios no convencionales, caso de la improvisación impulsada por obras pictóricas de artistas residentes de la Casa de Velázquez de Madrid o la interpretación -a través del cuerpo y el flamenco- de fotografías de Pérez Siquier y Paolo Gasparini para la Fundación Mapfre en la capital de España.