Montecorto y Serrato quieren independizarse de Ronda. Y los políticos de Ronda, todos sin excepción, dicen estar de acuerdo. Incluso el PP, cuyo máximo responsable a nivel nacional, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha dicho que las ELA tienen que desaparecer. Esa intención, en pleno proceso de independencia, ha sentado como un jarro de agua fría a montecorteños y serrateños.
Con todo, nadie de Ronda habrá explicado a Rajoy que sus compañeros están más interesados en la independencia que en esa idea suya de acabar con las ELA porque gastan mucho. Porque ciertamente, sus compañeros en Ronda saben que las ELA no gastan más de lo que ingresan, lo que quita todo el sentido a la intención del presidente del Gobierno; y porque sus compañeros en Ronda también saben que políticamente en la ciudad interesa más al PP una Ronda sin Montecorto y Serrato que una Ronda con Montecorto y Serrato. Y eso también lo sabe el PSOE, que es quien tiene que decir a IU en la Junta que agilice el expediente de independencia, la única solución que ven los alcaldes de ambos pueblos ante la decisión de Rajoy. Habrá que adelantarse consiguiendo antes la independencia si es que no se quiere volver muchos años atrás en el tiempo, para volver a ser una calle más de Ronda.
Esta semana, entretanto, los alcaldes y vecinos de Montecorto y Serrato se fueron a Madrid. Con miles de alcaldes y vecinos de otras tantas ELA de España contrarias al anteproyecto de ley que el Gobierno quiere convertir en norma, y con miles de concejales de los Ayuntamientos matrices que apoyan a estas entidades menores y, sobre todo, a sus habitantes. Por poner un ejemplo: en Madrid estuvo la concejal de Jerez, del PP, que dirige las pedanías. En Madrid, sin embargo, no estuvo el concejal rondeño de este área, Manuel López.
Su ausencia puede demostrar dos cosas: que aquí el PP no piensa más que en el PP por encima de ninguna otra cosa; o que nuestros concejales siguen pasando de todo, y cuando hay que pringarse de verdad, no se pringan. Una u otra actitud son reprochables. Porque tras cualquier cálculo político, al final, están los reales intereses de las personas
