Comenzó su andadura en el mes de julio pasado y ya supera los 150 usuarios. Señal inequívoca de que hacía falta un servicio de este tipo y de que las asociaciones de vecinos que lo demandaban al Ayuntamiento llevaban razón.
Comenzaron con un taller de memoria y con un aliado fundamental en estos casos, el mensaje que corría de boca en boca entre las personas de la barriada que ha sido el principal propagandista de la iniciativa.
Ahora, seis meses después, sigue teniendo varios talleres de memoria, pero además talleres de manualidades, de gimnasia, de música, baile, desarrollo personal, alfabetización e incluso un taller de informática para achicar la brecha digital entre mayores y menores.
Obviamente en este caso la pandemia dio respuesta a esas personas mayores que se preguntaban para qué querían aprender a enviar correos o hacer una videoconferencia. La Covid-19 y el confinamiento han sido fundamentales para abrir las barreras.
Y otro servicio que añadir. Todos los miércoles por la mañana se toma la tensión a las personas que lo deseen. Un enfermero se traslada al centro y vigila ese aspecto fundamental en las personas mayores.
El pequeño milagro se produce además en un centro que por causas que no vienen al caso ha tardado lo suyo en abrirse, ante el malestar de los vecinos, pero que una vez que lo ha hecho ha acertado de pleno.
Se trata del anexo del Centro Cívico Eugenio Pérez Gener de la Ardila, donde la Cruz Roja de San Fernando ha puesto en marcha una extensión de la actividad que desarrolla en sus instalaciones de la Asamblea Local en la Magdalena.
Convenio
Todo ha sido gracias a un convenio de la ONG española con el Ayuntamiento de San Fernando que es el que subvenciona la actividad, como explica la responsable de Cruz Roja en el centro, Mayte Vieytas, que es la más entusiasta si cabe con este proyecto que ha cambiado el barrio.
Lo mejor es que no hay que llamar a la gente porque la gente ha respondido desde el primer momento. Por el boca a boca que se mencionaba al principio. Y la mayoría está apuntada a diversos talleres, siendo los de gimnasia uno de los más significativos.
José Manuel, un voluntario monitor de gimnasia, explica una actividad que se basa en ejercicio sencillos adaptados a la edad y que obtienen sus frutos con algo tan simple como que una de las usuarias o usuarios -que son los menos, hay que decirlo- muestre su satisfacción por algo tan simple pero que no imaginaban que podrían hacer, como tocarse las rodillas con las manos.
Actividades externas
Además de las actividades en el centro realizan visitas a lugares de La Isla que muchas de esas personas hace años que no visitan. Han estado en el molino del Zaporito y en la Salina San Vicente.
El objetivo antes de que termine el año es visitar el centro para ver la iluminación extraordinaria de Navidad y también el Ayuntamiento rehabilitado. Y es lo menos que se despacha, porque como afirma Mayte Vieytas, “hay persomnas nacidas en San Fernando que no han visto en su vida el Observatorio de Marina”.
Pero el objetivo principal es mucho más profundo. Lo que se pretende con este cen tro y se está consiguiendo es sacar a la gente mayor de sus casas, socializarlas porque muchas no encuentran un atractivo para seguir, por no hablar de las barreras arquitectónicas de estos pisos de la Ardila. Y no todas las personas octogenarias pueden bajar los cuatro pisos de escalera como una de las que habló con este periódico.
Van, conocen a gente, hacen amistades con las que pueden quedar para tomar un café o dar un paseo... Ahí está la clave de la Red Social para Personas Mayores ‘Enrédate’, en una sola frase. “La soledad no tiene por qué ser el día a día de las personas mayores”.
