El tiempo en: Sanlúcar

San Fernando

Isaki Lacuesta captura el paso del tiempo en 'Entre dos aguas'

El director catalán ha terminado de grabar en San Fernando la continuación de 'La Leyenda del tiempo' once años después.

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  • Isa Campo e Isaki Lacuesta. -

Como Truffaut y sus películas sobre Antoine Doinel o Richard Linklater en Boyhood, el director catalán Isaki Lacuesta se propone capturar el paso del tiempo en Entre dos aguas, la continuación de La leyenda del tiempo (2006), cuyo rodaje concluyó a primeros de septiembre en la localidad isleña.

Más de una década después del estreno de aquel "documental de creación", que combinaba personajes y situaciones reales con tramas ficticias, el director y la guionista Isa Campo retoman el contacto con dos de sus protagonistas, Isra y Cheíto, dos hermanos gitanos marcados por la muerte de su padre.

Isra es el pequeño. El primer rodaje le pilló cambiando de piel, en plena adolescencia, con 13 y 14 años. Decía que de mayor quería recorrer mundo o ser guardia civil. "¿Cuando has visto tú a un gitano guardia civil?", le preguntaba alguien. Su hermano Cheíto en cambio no pensaba salir de San Fernando.

Con los años ha resultado que Isra ha terminado traficando en "La Isla" mientras que Cheíto es militar y ha recorrido en barco países como Somalia, las islas Seychelles o Ruanda.

"Para personas como ellos hay muy pocas salidas, es muy difícil salir de la espiral y se les acaba culpando", lamenta Lacuesta, ganador de la Concha de Oro en San Sebastián por Los pasos dobles (2011).

Poner el foco en esos otros modos de vida, que no tienen cabida en los medios de comunicación era otro de sus propósitos.

"Es un tipo de vida que tenemos al lado y que no vemos en los medios más allá de la crónica de sucesos, la parte más oscura", señala. "Nunca se ve como se vive en el barrio de la Casería, cómo se recogen las cocinas, cómo chatarrean, es una vida económicamente muy complicada".

La película arranca con un hecho ficticio, la salida de Isra de la cárcel y el dilema que se plantea entre reinsertarse o volver a traficar.

Con lo que Lacuesta se muestra entusiasmado es con el redescubrimiento de Israel Gómez como actor.

"Será una de las sorpresas de la película", afirma. "En el anterior filme, por su textura más documental, mucha gente no era consciente de hasta qué punto actuaba, pero aquí se va a ver que es un actorazo, pasa por todos los arcos emocionales, por la comedia, la tragedia o secuencias muy físicas".

"Si en este país no hubiera tan pocos papeles para gitanos tendría un carrerón", apostilla.

El propio Isra asegura que ganas no le faltan. "Ser actor es un sueño que he tenido siempre", declara. Cuando Lacuesta y Campo lo seleccionaron para La leyenda del tiempo, atravesaba un mal momento. "Acababa de morir mi padre, los conocí cuatro meses después y ellos me quitaron muchas cosas malas de la cabeza", admite.

Ahora, con poco más de 24 años, ha cambiado de barrio, lleva más de doce años conviviendo con su pareja y tienen tres niños. "He corrido mucho", dice riendo.

La música ya era fundamental en La leyenda del tiempo. El padre de Isra y Cheíto era cantaor. Isra también cantaba de niño, pero dejó de hacerlo al morir su progenitor. Makiko, la tercera protagonista de aquella película, viajaba a San Fernando desde Japón con el sueño de aprender a cantar como Camarón.

"Esta vez está pasando algo muy especial con la música", apunta Lacuesta. "La banda sonora es de Kiko Veneno y Refree y ambos están muy implicados (..), hay un proceso de retroalimentación muy chulo entre cine y música".

El título, Entre dos aguas, además de ser el nombre de un álbum mítico de Paco de Lucía, alude a varios aspectos de la película: dos hermanos opuestos, pero también la ubicación de San Fernando entre España y Marruecos, o el propio formato de la película, entre la ficción y el documental.

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