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Los pantanos afrontan el otoño con más agua que el año pasado

Se encuentran al 82,72% de su capacidad, casi 18 puntos por encima que hace justo un año

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Los pantanos de la cuenca del Guadalete afrontan la temporada de lluvias con bastante más agua que el año pasado, a pesar de que la situación de entonces ya obligó a realizar desembalses para tratar de controlar los efectos de las grandes avenidas. En concreto, las presas de la zona embalsan ahora 1.135 hectómetros cúbicos de agua, lo que significa que se encuentran al 82,72 por ciento de su capacidad total. Hace justo un año, los pantanos almacenaban 889 hectómetros cúbicos de agua y estaban al 64,79 por ciento de su nivel máximo.
El embalse de Guadalcacín -uno de los más grandes de Andalucía- inicia el otoño almacenando 676 hectómetros cúbicos de agua, 117 más que hace justo un año. Esto le lleva a encontrarse al 84,50 por ciento de su capacidad.
Bornos, por su parte, embalsa 153 hectómetros cúbicos de agua, encontrándose al 76,50 por ciento de su capacidad, 41 puntos por encima del dato final de septiembre de 2012. Con sus 192 hectómetros cúbicos, Zahara está al 86,10 por ciento de su capacidad. Es el único pantano en el que las reservas han disminuido respecto al año pasado, cuando se encontraba al 89,24 por ciento.
El pantano de Hurones embalsa por su parte 102 hectómetros cúbicos de agua, lo que le supone estar al 75,56 por ciento de su capacidad. Sus reservas de hecho se han duplicado en los últimos doce meses, toda vez que en septiembre de 2012 este pantano almacenaba únicamente 48 hectómetros cúbicos.
Por último, la presa de Arcos se encuentra al 100 por cien de su capacidad, embalsando 14 hectómetros cúbicos de agua, uno más que a finales de septiembre de 2012.
El año pasado, con los pantanos al 64,79 por ciento de su capacidad al inicio del otoño, las lluvias obligaron a programar desembalses para evitar males mayores en los núcleos de población enclavados en las riberas del Guadalete, una medida que en cualquier caso no evitó que algunos vecinos debieran ser desalojados ante la posibilidad de que sus viviendas fueran arrasadas por el agua.

Unos datos que tienen doble lectura

El hecho de que los pantanos presenten ahora este fenomenal aspecto es motivo de tranquilidad e incertidumbre a partes iguales. De un lado, tanto el abastecimiento de la población como los riegos están plenamente garantizados para estos próximos años. Sin embargo, no debe olvidarse que muchos vecinos de la zona rural temen precisamente que la falta de espacio para acoger el agua de la lluvia propia de estas fechas aconseje desembalses que aumenten de manera considerable el caudal del río Guadalete, con lo que ello significa para las viviendas enclavadas en las riberas. Nunca llueve a gusto de todos.

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