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El Puerto

Panem et circenses

Desde hace tiempo —exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto—, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos de circo”, comentaba Juvenal (Sátira X, 77-81)

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Desde hace tiempo —exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto—, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos de circo”, comentaba Juvenal (Sátira X, 77-81).
Este está “chalao”, pensareis. Extrapolar esas líneas a la siguiente situación. No diré dónde ni cuándo pero sí quienes.

Quienes son dos, hombre y mujer. Él increpando a nuestro líder. Ella increpándole a él. Él se mofa de ella. Ella se calla. El pueblo se ríe. SE RIE.

Pero qué pena damos. Clamamos al cielo por tantas injusticias sociales de este tipo y somos los primeros en reír este tipo de “historias”. Termino de contaros…

Él increpando a nuestro líder por sus malas decisiones (obviamente) durante, cómo decirlo…, toda una batalla. Ella se dirige a él para pedirle que cese la lluvia de improperios hacia nuestro líder. Él responde algo así como váyase a hablar con su amiga y déjeme ver la contienda. Ella calla y él sigue increpándola sobre su actitud (sí, pedirle que por favor se callara). ¿Por qué siguió? Porque el pueblo reía y reía.Claro, es que en el sur tenemos “musho arte”, demasiado diría yo. Lo que no tenemos aquí es respeto y educación, pueblo.

Pueblo que dirige sus frustraciones sobre una contienda sin armas, pueblo desinteresado por la política y  con una “esmayaera” de pan terrible.

Menos mal que al final tenemos el circo, aunque qué lástima que sea a costa de nuestros pequeños guerreros, ¿no?
No me apetece darnos suerte, no la merecemos…

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