El tiempo en: Sanlúcar

Arcos

El celibato

"El celibato debería ser una opción personal, pero jamás una imposición"

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Si les menciono a Javier Salinas, seguramente nada les dirá ese nombre, pero si les digo que hasta hace un par de días era el obispo de Mallorca, puede que les suene un poco más. Sobre todo ahora, que el Papa Francisco lo ha cesado como obispo por mantener una ‘relación inapropiada’ con su exsecretaria, esposa -ya ex también- de un empresario mallorquín. Dicho empresario le puso un detective privado a la furtiva parejita, y una vez reunidas las pruebas, denunció al citado prelado ante la Nunciatura y ante el mismísimo Vaticano.

Al parecer, el Papa ha decidido no expulsar a Salinas de la Iglesia, sino que lo envía a Valencia, para ser obispo auxiliar del cardenal Cañizares. Seguro que habrán oído hablar del tal Cañizares, tristemente conocido por sus ataques al colectivo LGTB, a la igualdad de género, y por sus declaraciones xenófobas. Todo un elemento de cuidado.

En fin, que este ‘escándalo de las relaciones inapropiadas’ entre el antes conocido como obispo de Mallorca, y la mujer -activa militante del PP- de un importante empresario de la isla, ha vuelto a poner sobre el tapete un debate tan viejo como la propia Iglesia: el dichoso celibato sacerdotal. Muchas personas católicas se siguen preguntando por qué los curas no se pueden casar. Según he leído, a excepción de Juan, todos los discípulos de Jesús estaban casados. El celibato debería ser una opción personal, pero jamás una imposición.

Los curas que conocen íntimamente a una persona y se enamoran, aceptan abandonar la práctica del sacerdocio al contraer matrimonio. Algunos de ellos, por el silencio administrativo de sus respectivos obispos, que miran hacia otro lado, logran seguir dando misa aun estando casados.
Mis convicciones ateas me hacen ver todo esto desde una perspectiva diferente a la de los católicos. Mucho tiene que avanzar la Iglesia en este y otros asuntos, y ha de comenzar a hacerlo desde dentro. Una doctrina que se supone basada en el Amor, tiene que defender la libertad a toda costa, porque el amor es libertad, no podría existir lo uno sin lo otro. Hace poco leí sobre ‘La teología de la liberación’, habría que dedicarle otro artículo a esacuestión. Si tienen ocasión, infórmense sobre el tema, es muy interesante y clarificador.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN