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"La confianza del cliente sobre el peluquero es primordial"

Pepe Acevedo es el propietario de la Peluquería y Barbería Pantalón, establecimiento que ha cumplido 80 años

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  • Pepe Acevedo en labores de limpieza entre cliente y cliente -
  • Un negocio familiar que ha tenido tres generaciones
  • Resalta que "el volumen de pelo pasó de dos a cuatro meses"
  • Asegura que "me han llegado a decir que en este tiempo han estado intranquilos y con miedo"

Pepe Acevedo es el propietario de la Peluquería y Barbería Pantalón, un establecimiento que tiene 80 años de historia y que siempre ha estado ubicado en la Calle Bolsa. En sus inicios estaba ubicado en el nº75 y actualmente en el nº109. El cambio de acera se produjo en el año 1988.  Se trata de un negocio familiar, que en ocho decadas conoció tres generaciones.

Al prinicipio estuve saturado porque todos querían pelarse tras una espera tan larga

Un establecimiento que se ha tenido que adaptar, como todos en Sanlúcar de Barrameda, a los numerosos cambios que se han producido como consecuencia del Estado de Alarma en España por la expansión del coronavirus en el país y en el resto del mundo.

Sus puertas abrieron por última vez el día 14 de marzo. Durante esa semana ya había menos movimiento en la calle y como era lógico la clienta bajó. Pero volvió a abrirlas el día 14 de mayo con la Fase 0.

De recibir a clientes que acudían en cualquier momento para ser atendido se pasó a la cita previa. Una persona era atendida en su interior y la siguiente esperaba fuera como medida de seguridad.

La lista de espera ha descendido prácticamente al día, todo lo contrario que al principio porque la agenda estaba mucho más apretada con la acumulación de solicitudes.

Pepe Acevedo ha vuelto a recuperar la normalidad de antaño extremando la higiene. Con su aparato de esterilización, el alcohol y lejía diluida en agua se afana entre cliente y cliente en limpiar y desinfectar los asientos, la repisa, las herramientas de trabajo y los paños. En este sentido, resalta que “esta labor es primordial para ganarte la confianza del cliente, que se sienta seguro cuando es atendido”.

Y es que una peluquería y barbería no sólo queda reflejado en un pelado o afeitado: “Hacemos arreglos de barba. Atiendo a personas que necesitan ser afeitados y  atendidos por motivos de discapacidad. En este apartado aparecen personas mayores, que no ven bien y padecen un problema de movilidad. Tengo clientes de todo tipo y de distintos sectores”.

Ya se acostumbrado a “utilizar mi mascarilla por medidas de seguridad. El cliente sabe que se va a sentar en un sitio limpio. Mis clientes suelen pelarse cada dos meses pero con el confinamiento han esperado a que le corten el pelo tras cuatro. El volumen de pelo se ha notado en cada sesión”.

Señala que “todo ha cambiado porque los clientes esperan para ser atendidos en el interior del local y se entretenían leyendo la prensa, que de momento no podemos ofrecer. Ahora esperan fuera. Me han llegado a comentar que tras lo que hemos tenido que soportar por culpa del coronavirus que han estado intranquilos y han tenido hasta miedo.

Y claro está. Muchas semanas de espera han supuesto una carga de trabajo: “Al principio me encontraba saturado porque todo el mundo quería pelarse pero la normalidad fue apareciendo poco a poco. Todos entran con la máscara que se la quitan para ser pelados Lo que sí he venido observando desde dentro de la peluquería es la presencia de menos personas por la calle”.

Atiende a “personas de todas las edades, incluyendo a menores que vienen acompañados por el padre o por la madre porque son familiares. El trato que siempre ofrezco es muy personal, el que da tener a un cliente que visita la peluquería desde hace mucho tiempo”.

Para terminar una curiosidad, el motivo de que la peluquería y barbería reciba el nombre de Pantalón: “Pues muy sencillo. Se debe a Pepe Pantalón. Era l abuelo de mi tío, que trabajaba en Bajo de Guía hace ya muchos años. Se remangaba el pantalón cuando tenía que sacar el pescado de las cajas”.

La Peluquería y Barbería Pantalón ha conocido muchas historias de España. La última, el COVID 19. Ochenta años dan para mucho en un negocio familiar que alcanzó las tres generaciones en 80 años. Y las que quedan.

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