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Incertidumbre en el sector pesquero ante el Covid-19

El inicio de la campaña de arrastre, tras la parada biológica, lo hace marcado por la preocupación ante un posible cierre de la hostelería

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  • Personal de colla de la lonja de Bonanza coloca la mercancía antes de la subasta. -

Lunes 2 de noviembre, 17:30 horas. Día festivo marcado por el cierre perimetral de la localidad y con el contraste de la actividad frenética en el muelle pesquero de Bonanza. Vuelven a faenar los 55 barcos del sector del arrastre en un inicio de campaña marcado por la incertidumbre.

La pandemia del coronavirus ha marcado el regreso de la flota sanluqueña encargada de llevar a nuestras mesas productos tan preciados como el langostino de Sanlúcar. Los barcos, de hecho, se quedaron en su primer día en la mar en las seis millas: iban a buscar langostinos.

Durante los últimos 45 días, este sector, que genera empleo directo a unos 200 marineros, ha permanecido amarrado a puerto. Levantan ahora las redes con la esperanza de que el coronavirus, ese factor que ha marcado nuestras vidas en los últimos ocho meses, no lo haga también en la mar.

El sector pesquero local depende, en gran medida, de la hostelería. Hasta la lonja de Bonanza acuden a diario unos 140 compradores. Ahora han tenido que tomar medidas especiales para la subasta, que desde que en 2010 se modernizó el sistema de venta, realiza la compra de la mercancía mediante un sistema de corte digital. La mercancía va apareciendo en una cinta transportadora. Las cámaras muestran la calidad de producto que antes ha sido verificado por la correduría de la lonja, y el sistema informático permite realizar el corte en el momento preciso.

De la evolución de los precios en esta semana dependerá también la viabilidad del sector en las próximas semanas, meses. Por eso miran de reojo hacia un posible confinamiento total o el cierre de la hostelería. Ambas opciones supondrían reajustes en la forma de trabajo del sector pesquero. De hecho, durante la primera ola de la pandemia del Covid-19, llegaron a limitar los días de venta para intentar corregir los desequilibrios en los precios que supuso el descenso de la demanda tras el cierre de los bares y resturantes. Entre los compradores que acuden a la lonja sanluqueña hay comercios minoristas, pequeñas pescaderías locales y de otros puntos de la provincia, y también mayoristas como Mercadona. El objetivo es conseguir el equilibrio en los precios que permita la rentabilidad del sector.

El puerto de Bonanza, donde se ubica la lonja sanluqueña, es el segundo en Andalucía tanto por el volumen de capturas como por el precio que estas alcanzan en el mercado. El año pasado, en 2019, la lonja sanluqueña facturó 24 millones de euros.  Sólo la lonja de Punta Umbría, en Huelva, supera la actividad y rentabilidad de la de Sanlúcar.

Cada día, al puerto de Bonanza llegan entre 2.000 y 2.5000 cajas de pescado. En la jornada inaugural del arrastre, esta cifra llegó a las 3.000, lo que unido a las medidas anticovid dejó una espectacular imagen de la colla.

El procedimiento se ha cuidado para que todos los procesos se realicen cumpliendo la normativa sanitaria. Desde el pretil donde arriban los barcos para descargar, hasta la llegada de la mercancía a la subasta y, de ahí, al almacén donde es retirada por el transportista, el personal de la Cofradía de Pescadores supervisa que se cumpla la normativa.

La jornada es intensa. La incertidumbre reina sobre todos los eslabones de la cadena. “El inicio de la campaña es clave para conocer cómo se va a vender el pescado, sobre todo con las restricciones del sector hostelero”, explica el técnico de la Cofradía, José Carlos Macías

El langostino, rey de la lonja

La vuelta a faenar en las aguas del Golfo de Cádiz del sector del arrastre este mes de noviembre marca también el inicio de la campaña más esperada del producto estrella de la lonja de Bonanza: el langostino de Sanlúcar. El hecho de que cuente con una marca reconocida de calidad avala la demanda de un producto estrella en las mesas navideñas y del que, tanto particulares como hosteleros empiezan a hacer acopio para ahorrarse algunos euros conforme se aproximen las fiestas navideñas. De nuevo, este año, la incertidumbre también en este aspecto.

Pero su llegada al puerto de Bonanza ha vuelto a ser por la puerta grande. Los barcos salieron directos a buscar el langostino, característico por sus irrompibles bigotes y una cola multicolor que lo distingue de otros ejemplares. En la primera jornada se vendieron más de 3.000 kilos a un precio que oscila entre los 40 a 17 euros, lo que augura aún un respiro para los pescadores.

Son las 20.00 horas. Los barcos han llegado hoy antes al puerto. Los días de paro biológico han dado tregua al crecimiento y reproducción de las especies, lo que ha permitido llenar las redes y volver a puerto más temprano de lo habitual. Ahora, a los pescadores y armadores toca echar cuentas. A las pescaderías, bares y  restaurantes, exponer en sus mostradores al rey de la mesa para hacer disfrutar a sus clientes. Vuelve el langostino de Sanlúcar. 

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