"En tiempos del 'Me too', Alfred Hitchcock habría sido defenestrado, desterrado y ninguneado y habríamos perdido con ello algunas de las mejores películas de todos los tiempos", así de rotundo se muestra el ilustrador Abraham Menéndez al revisar la relación del genial director con sus actrices en "El enemigo de las rubias".
Hitchcock era "cínico, misógino, machista, reprimido y ambiguo" pero también fue un genio y desde esa perspectiva ha compuesto Abraham Menéndez (Gijón, 1977) los textos y las casi doscientas ilustraciones que integran "Alfred Hitchcock. El enemigo de las rubias" (Lunwerg), un volumen que revisa sus veinte mejores películas y su relación con las catorce actrices que las protagonizaron.
Menéndez, especialista en moda que firma sus creaciones en cerámica como 'Abe The Ape', dedica, bajo el epígrafe de "La pandilla", un apartado a los principales colaboradores del mítico director de cine, desde Alma Reville, que además de su esposa fue "madre y ama de casa" y, montadora y guionista, la más importante colaboradora de su carrera, al compositor Bernard Herrmann, al director de fotografía Robert Burks y al diseñador gráfico Saul Bass.
Todos ellos han sido retratados por el ilustrador, quien también comenta en el epígrafe que le dedica a cada uno de ellos lo trascendente que fue su trabajo en la filmografía del genio londinense, y de igual manera procede con las catorce actrices que fueron protagonistas de sus filmes y entre las que no se encontraba la rubia por excelencia: "No me interesa Marilyn. Lleva la palabra sexo colgada del cuello como si fuera una joya".
Según Menéndez, Hitchcock siempre pensó que las actrices morenas poseían una belleza más terrenal, pero que "las rubias escondían secretos. Muñecas rusas. Bolsos cerrados".
Entre ellas, Tippi Hedren, con la que Menéndez asegura que "se obsesionó y llegó a creerse su dueño" y a la que sometió a tal presión que una vez abandonó el plató de "Los pájaros" conmocionada y al grito de "¡Puto cerdo gordo!".
Cuando a Hitchcock le preguntaron si sabía algo de icebergs respondió que así era puesto que había trabajado con Madelaine Carroll, la bellísima actriz británica que terminó sus días en Marbella (Málaga) y a la que eligió para "39 escalones" y "Agente secreto".
A Barbara Bel Geddes, a la que Menéndez dibuja vestida solo con unas gafas y un sujetador de corazoncitos, la incluyó Hitchcock en "Vértigo" y en uno de los más famosos episodios de su serie de televisión, en el que mata a su cónyuge con una pata de cordero que luego cocina para dársela a comer a los agentes que investigan el caso.
Aunque Menéndez se confiesa lejos de considerar a Hitchcock "un feminista", destaca que sus personajes son "mujeres inteligentes, de respuesta ágil" y que trabó gran amistad con la protagonista de su única comedia, "Matrimonio Original", Carol Lombard, la actriz mejor pagada de su época y a la que el presidente Roosevelt otorgó la Medalla por la Libertad.
Grace Kelly fue la única actriz que rodó tres películas consecutivas con el maestro, "Crimen perfecto", "La ventana indiscreta" y "Atrapa a un ladrón" y según Menéndez personifica su ideal de heroína: "una fachada rubia, elegante y fría que oculta volcanes".
Si no consecutivas, también rodó tres películas con Hitchcock -"Encadenados", "Recuerda" y "Atormentada"- Ingrid Bergman, de la que el maestro dijo que "el problema de Ingrid Bergman es que sólo quiere hacer obras maestras".
Las otras rubias (o pelirrojas) retratadas por Menéndez son Doris Day, Janet Leigh, Joan Fontaine, Kim Novak, Marlene Dietrich, Tallulah Bankhead, Vera Miles y Eva Marie Saint a la que Hitchcock engatusó para que hiciera "Con la muerte en los talones" diciéndole: "Siempre haces películas en las que apareces lavando platos con un delantal gris. El público quiere ver a la actriz principal elegante y bien vestida. Eres maravillosa y prometo que nadie te volverá a ver así".