Pues finalmente nada de nada en Santa Marina. Y mira que la propuesta era más que positiva para el bien de una corporación que necesita crecer en calidad y cantidad. Apenas 20 votos de diferencia dictaminaron que la Resurrección seguiría procesionando desde altas horas de la madrugada. Lo que no es de recibo es que, una vez más, un grupo cerrado y pactado del costal sea el que decante el peso de la balanza.