Empezar manteniendo que “lo público es de todos y por eso debemos defenderlo” es utilizar un punto de partida francamente débil por lo evidente. Porque es una afirmación con poco recorrido, epidérmica y muy reactiva. La cuestión está en que el macro-escenario socio-educativo, sanitario, empresarial, comunitario… que se nos ha planteado en los últimos años en nuestro país, en especial en los últimos meses, nos lleva a valorar seriamente qué está pasando con los servicios públicos y, en concreto, con la enseñanza.
La educación está siendo objeto de ajustes económicos y normativos de calado. Unos cambios que tienen implicaciones prácticas evidentes: subida de tasas académicas, recortes en becas (que deja malparada la movilidad; la nacional -Sicue-Séneca- y la internacional -Erasmus-), despido de personal, bajada en la inversión para proyectos de investigación o innovación.
La situación es tan desoladora que profesorado, estudiantes y la propia ciudadanía han querido manifestar su desacuerdo de diferentes maneras. Una forma gráfica y simbólica la ha constituido la marea verde; otra manera muy simbólica ha sido“tomar” la calle para dar clases en ella compartiendo el conocimiento; se han formalizado plataformas como Ciudadan@s por la Educación Pública, etc.
Está claro que el momento es oportuno para plantear un debate profundo sobre el sentido de “lo público”. Aunque no sólo en situaciones de crisis(de crisis en general o económica en particular) nos tenemos que parar a analizar una cuestión significativa como ésta; creo que cada cierto tiempo es conveniente pensar sobre lo que tenemos y qué queremos tener para participar de una vida comunitaria saludable.
En ese sentido, la Universidad de Sevilla ha planificado un foro donde voces autorizadas, por expertas; voces reconocidas pertenecientes al mundo de la cultura y de la educación, puedan exponer puntos de vista para que la propia comunidad universitaria y la ciudadanía en general puedan valorar la formación y la enseñanza pública.
Parafraseando esa idea romántica y muy cinematográfica que cree que “siempre nos quedará París”, yo mantengo que en la Universidad…siempre nos quedará el debate porque no puede haber proacción sin él. Me alegra que demos un paso más allá de la pura reacción (que entiendo que muchas veces se convierte en razonable o en necesario ese derecho al pataleo).
Y la Universidad de Sevilla va a contar con unos maestros y maestras de ceremonia de relevancia que han adquirido el compromiso de zamarrear las creencias e ideas de quienes asistamos al foro, con sus reflexiones, con su mirada crítica.
El Factor Universitario, ese foro abierto que plantea nuestra Universidad, nace con el objetivo de remover, de propiciar el debate sobre la educación pública.
Hace poco leía este texto a través de facebook: ¿Y si la cura del cáncer estuviera atrapada en la mente de alguien que no puede pagar sus estudios?
El domingo escuchamos en la gala de los Goya a la premiada actriz Candela Peña expresar abiertamente sus dudas sobre qué escuela pública le espera a su hijo. Todo ello me invitaba a seguir pensando: ¿Qué supone defender lo público en la educación? ¿Supone precios asumibles por la mayoría y, por tanto, garantiza el acceso a la educación de todos/as? ¿En la educación pública importan poco el esfuerzo, los valores y el compromiso social? ¿Ofrece calidad en formación, en prácticas, en espacios….? ¿Está a la altura de las circunstancias o es sólo para los que no pueden aspirar a algo mejor?
Y sigo pensando: ¿Qué modelo queremos: una universidad-empresa o una universidad donde se hable no tanto de propiedad como de administración? ¿Queremos tener clientes o formar profesionales competentes y críticos?
¿Hay que romper con los prejuicios sociales que recaen sobre la universidad y, en concreto, sobre la universidad pública?...
Hay que debatir porque esa es la clave de la formación, que va más allá de la instrucción. Se pone en marcha el Factor Universitario.
