Vuelve a Sevilla la desternillante comedia El inglés en dos palabras, que de la mano de Panicomedia, se representará en el Teatro La Fundición desde el jueves 13 de febrero hasta el domingo 16.
Los autores y actores de esta obra son Joserra Leza y Moncho Sánchez-Diezma, con una puesta en escena de Antonio Campos a partir de una Idea Panicomedia. Con la iluminación de Guillermo Jiménez, el espacio sonoro está a cargo de Moncho Sánchez-Diezma, la escenografía es cosa de Enrique Cameno y el vestuario, de Carmen Montaraz.
El inglés en dos palabras es una comedia por la que transitan personajes disparatados y llenos de humanidad que atraviesan todo tipo de vicisitudes y problemas, en la búsqueda de sus sueños y ansias de libertad. Persiguen “El Dorado” de las relaciones laborales y sociales en un mundo que impone como garantía del éxito el dominio del inglés. Un pretexto para hablar del alma humana.
Alumnos, profesores, exprofesores, mujeres, exmujeres, padres, madres, un amplio espectro de tipos sociales van desarrollando una trama que los atrapa mediante un nexo de unión, el idioma de Shakespeare, dando color y emoción a un montaje que rebosa gracia y diversión. Dos actores abren la puerta a todos los personajes que juegan en esta comedia, para llevar al público a un mundo entre la fantasía y la realidad donde el espectador podrá reconocerse fácilmente en las peripecias de dichos personajes.
Partiendo de la relación entre un profesor de inglés y un alumno un tanto peculiar, se va descubriendo el entramado y las relaciones que mantienen con el resto de personajes que van apareciendo. Como si fueran personajes de un método de inglés, que de una manera ligera se presentan en un principio para complicarse después y mostrar una cara que sorprende y engancha al espectador.
Es una comedia que participa de elementos del teatro surrealista y del absurdo, y que están en el imaginario del ciudadano, indagando a través del humor y cierta ironía en el difícil mundo de las relaciones humanas, afectivas y familiares.
Se trata de crear un ambiente único, sobrio y con los elementos imprescindibles para poder contar la historia. Una mesa, unas sillas, una pizarra, un sofá, elementos jugados por los propios actores de manera vista al público. Gracias a los cambios en la iluminación, el espectador encontrará los ambientes adecuados para cada situación. Todo pensado y ejecutado para crear imágenes con un diseño estético contundente.
A lo largo de la función se van creando atmósferas con efectos sonoros que nos llevan a diferentes ubicaciones y con composiciones musicales que nos transportan, de la mano de Stephen Foster, a los áridos paisajes del oeste americano.
En cuanto al vestuario, se ha desarrollado la idea de trabajar con unos trajes base y sobre éstos añadir elementos característicos que ayuden a diferenciar a los distintos personajes: a pequeños detalles, grandes cambios. Con pequeños, pero significativos toques, se ayuda al espectador a entrar en la ficción.