El psiquiatra-forense del Instituto de Medicina Legal (IML) de Sevilla que ha examinado a José Eugenio A.F., el hombre de 52 años que fue detenido el 16 de julio de 2015 en Sevilla como presunto autor de la muerte a cuchilladas del vicario parroquial de San Isidoro, Carlos Martínez Pérez, ha concluido que en el momento de los hechos sufría una alteración "moderada" de sus facultades.
Fuentes del TSJA han informado a Europa Press de que, en un auto dictado el día 5 de noviembre de 2015, la juez de Instrucción número 10 de Sevilla libró oficio al Instituto de Medicina Legal (IML) para que ampliara el informe psiquiátrico inicial "respecto a la imputabilidad o no del acusado, así como a la afectación de las facultades volitivas y mentales del mismo".
En su informe inicial, el forense concluyó que el encausado, que se encuentra en prisión provisional por estos hechos, sufre un trastorno adaptativo de la personalidad que provoca una alteración en su capacidad volitiva, lo que podría suponer la aplicación de una atenuante simple o cualificada, no obstante lo cual remarca que, en el momento de cometer el crimen, "conocía lo que estaba haciendo".
En este sentido, las mismas fuentes consultadas han precisado a Europa Press que, en esta ampliación del informe psiquiátrico, el forense señala que el encausado sufría una alteración "moderada" de sus facultades.
Hay que destacar, asimismo, que en la causa se han personado el hermano del fallecido como perjudicado y los sobrinos de éste para ejercer la acción civil.
LA FISCALÍA LE ATRIBUYE UN DELITO DE ASESINATO
El pasado día 4 de noviembre de 2015, el Juzgado acogió una comparecencia a fin de concretar la imputación al detenido y comunicarle que el procedimiento se tramitará por la Ley del Jurado, pues al tratarse de un presunto delito de asesinato será enjuiciado por un jurado popular.
La representante del Ministerio Público le atribuyó un delito de asesinato al entender que puso en marcha "un plan preconcebido" con el objetivo "de acabar con la vida" del vicario, para lo cual compró dos cuchillos en un bazar chino de Triana y lo siguió hasta su domicilio en la calle Francisco Carrión Mejías, donde le asestó "varias" puñaladas en el momento en que se disponía a entrar en el portal.
La abogada que defiende de oficio al imputado, Encarnación Molino, se opuso a dicha imputación y a la calificación jurídica "provisional" formulada por la Fiscalía.
LOS HECHOS
Los hechos tuvieron lugar sobre las 20,00 horas del día 16 de julio de 2015 en la calle Francisco Carrión Mejías, en el centro de Sevilla, donde el imputado, tras comprar dos cuchillos en un bazar chino de Triana, esperó a la víctima, que volvía de celebrar misa en el convento de San Leandro, y le asestó varias puñaladas que acabaron con su vida.
El presunto agresor huyó del lugar de los hechos a bordo de un vehículo tras cometer supuestamente el crimen, siendo detenido por los agentes de la Policía Nacional en la calle Santa Cecilia, en pleno barrio de Triana, muy próximo a la vivienda de su pareja y sobrina del cura.
La mañana del día del crimen, el imputado abandonó el hospital donde se encontraba ingresado después de que, incluso, hubiera protagonizado un intento de suicidio, y llegó a entrar en contacto con su mujer, a la que vio antes y después de que se sometiera a unas pruebas médicas para hablar de su relación sentimental, ya que se encontraban en trámites de divorcio.
RECONOCE LOS HECHOS
Durante su declaración ante la Policía, el detenido confesó el crimen y relató que cogió los cuchillos y fue a la calle Francisco Carrión Mejías, donde vivía el sacerdote, para asestarle varias puñaladas, añadiendo que el motivo que le llevó a tomar esta decisión fue que culpaba a la víctima "de los males de su matrimonio, debido a la influencia que ejercía sobre su mujer".
No obstante, el imputado negó que se desplazara hasta Triana, donde fue detenido por la Policía, con la intención de matar a su mujer, sino que se desplazó hasta allí para "contarle en persona lo que había hecho", aunque previamente ya le había informado por teléfono de lo ocurrido a través de un mensaje telefónico donde le dijo: "tu tío se está desangrando en el portal, lo he matado".
Posteriormente, el detenido compareció ante el juez de guardia, ante el que se acogió a su derecho constitucional a no declarar, tras lo que el juez ordenó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza por un presunto delito de asesinato.
La autopsia practicada al cadáver del vicario parroquial de San Isidoro concluye, de su lado, que la víctima recibió cuatro puñaladas "muy profundas y muy violentas", siendo "mortal" la primera de ellas, que recibió directamente en el corazón, tras lo que falleció como consecuencia de un shock hipovolémico "con destrucción de centros vitales".