Los gritos y la mezcla atronadora de música que se escucha no es de ellos. Provienen del otro lado de la valla, donde los cacharritos de la Calle del Infierno funcionan a todo trapo a apenas unos metros.
Mientras niños y mayores disfrutan de las atracciones de la Feria de Abril, la juventud se concentra en decenas de grupos en la calle contigua para hacer botellón. La avenida, habitual vía de entrada a Sevilla desde el Aljarafe, y que separa la Feria de Tablada, se corta durante esta semana.
Caballistas y carruajes la utilizan para salir y entrar del recinto real hasta la zona que tienen habilitada tras la Calle del Infierno para carga y descarga. Según ha podido comprobar Viva Sevilla, apenas hay presencia policial, por lo que se convierte en una zona ideal para los jóvenes que buscan un lugar en el que dar cuenta de los lotes de rebujito y otras bebidas alcohólicas sin temor a ser sancionados.
Los Remedios
Pese a que desde el Ayuntamiento se sostiene que se ha reducido el número de quejas recibidas por el botellón, tanto dentro como fuera del Real, lo cierto es que el fenómeno, lejos de disolverse, se mantiene con fuerza. El brote de concentración junto a la Calle del Infierno confirma que el flujo de jóvenes parece haberse trasladado desde los aledaños de Los Remedios, mucho más vigilados y patrullados, a otros puntos más discretos como el de Tablada.
Precisamente en Los Remedios se han precintado tres establecimientos por la venta de alcohol a menores en las calles Santa Fe, República Argentina y Virgen del Valle, según confirmó el concejal de Movilidad y Seguridad del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Cabrera.
