Uno de los principales cambios que ha supuesto la pandemia actual es una alteración en las costumbres del día a día en la población. Con respecto a las empresas, estos cambios han supuesto un nuevo escenario que ha obligado un cambio en la estrategia empresarial empleada hasta entonces.
Es aquí donde entra en acción un buen plan de marketing.
Cuando necesitamos ir a un sitio que no conocemos, solemos emplear un mapa. En el mundo de la empresa, el mapa es el plan de marketing. Es el instrumento empleado para definir qué objetivos se quieren tener y cómo hacer para realizarlos.
Por qué hacer un plan de marketing
Puede parecer que la definición dada de lo que es un plan de marketing sea lógica para los dueños de una empresa. En muchos casos, incluso se puede llegar a pensar que como ya se saben los objetivos y la manera de lograrlos, no hace falta perder el tiempo en implementar esta estrategia.
Sin embargo,
la realización de un plan de marketing va mucho más allá de saber cuáles son los objetivos y la forma de llevarlos a cabo. Es un instrumento que permite la elaboración de un plan detallado e implica a todas las personas de una empresa, reforzando el compromiso tanto en la dirección, como en los trabajadores.
Al mismo tiempo,
permite tener una visión futura del escenario deseado, consiguiendo una mayor eficiencia y ayudando a solventar los posibles errores que se cometan por el camino. Y sobre todo, permite tener una idea del coste necesario para la consecución de los objetivos.
Fases de un plan de marketing
Para realizar un plan de marketing con éxito, es necesario seguir las siguientes fases:
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Análisis de la situación actual: conocer y analizar el estado actual es fundamental e imprescindible. Para ello, hay que determinar la influencia que tienen los factores internos y externos.
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Analizar la competencia: conocer datos de las principales empresas de la competencia ayudará a comprender, en muchos casos, qué es necesario hacer para llegar a conseguir resultados similares. Saber su presupuesto o volumen de negocio, el precio de sus servicios o productos, cuál es su proceso de ventas o cómo capta sus clientes, son datos que hay que valorar para comprender el éxito de su trayectoria.
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Objetivos: una vez que se sabe cuál es la situación y la fuerza de los competidores, es la hora de la realización de unos objetivos realistas. Para ello, se realiza la técnica SMART; deben ser specifics (específicos), measurables (medibles), achievables (alcanzables), relevants (relevantes) y time-bound (con fecha específica).
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Estrategias de marketing: donde se marcan los pasos y el orden para la consecución de los objetivos. Para organizarlas y clasificarlas, una buena metodología suele ser la regla de las "4 P del marketing": estrategia de producto, de precio, de ventas y de distribución.
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Revisión a tiempo real: necesario para verificar que todas las fases anteriores se están poniendo en marcha y que el plan de marketing no es estático.
Realizar un plan de marketing es una herramienta totalmente recomendable en empresas de nueva implantación, o que quieran realizar un cambio de rumbo. Saber siempre a dónde se quiere llegar, partiendo de un sitio determinado, es la mejor forma para elegir el vehículo adecuado.