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Torremolinos

Ofrenda floral del alcalde ante las tumbas de George Langworthy y su esposa

Tras la restauración realizada por el Ayuntamiento de Torremolinos del enterramiento del Hijo Predilecto y Adoptivo del municipio en el Cementerio Inglés de Málaga

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El alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, acompañado por la teniente de alcalde y concejala de Cultura, Educación y Fiestas, Encarnación Navarro Rico, ha visitado hoy el Cementerio Inglés de Málaga, donde ha realizado una ofrenda floral ante las tumbas de George LangWhorthy, nombrado Hijo Predilecto y Adoptivo de Torremolinos en 1918, y su esposa Anne Margaret, cuyas sepulturas han sido restauradas por el Ayuntamiento.

 

A su llegada al cementerio, el primer edil fue recibido por El presidente de la Fundación Cementerio Inglés de Málaga y excónsul del Reino Unido en esta capital, Bruce Mcintyre, así como la  vicepresidenta de la Fundación, Rosella Parmiter, con quienes Pedro Fernández Montes y Encarnación Navarro depositaron sendos motivos florales en las tumbas del insigne personaje inglés y su esposa.

 

En este sencillo y emotivo acto estuvieron también presentes descendientes de colaboradores y empleados de George Langworthy. Concretamente, Carmen y Sebastián Salas Ramos, hijos de quien fuera administrador de la Finca Santa Clara, y de Carmen Jiménez, que fue doncella de la esposa del señor Langworthy, Anne Margaret; Remedios Fernández Campoy, hija de la que fuera secretaria de George Langworthy, y Manuela González Montoya, nieta de Antonio Campoy, quien igualmente ejerció de administrador de la Finca Santa Clara, y de Manuela González Montoya, en su momento Ama de Llaves del matrimonio británico.

Concluida la ofrenda floral,  la delegación municipal, junto con los responsables de la Fundación y resto de asistentes, realizaron un pequeño recorrido por el Campo Santo, donde se detuvieron ante las tumbas de personajes ilustres como Robert Boyd (1805-1831), un joven irlandés liberal fusilado junto al general José María Torrijos en las playas de San Andrés; el escritor y poeta vallisoletano de la Generación del 27 Jorge Guillén (1893-1984) y el hispanista Gerald Brenan (1894-1987) y su esposa, la escritora estadounidense Gamel Woolsey, así como los enterramientos de las víctimas alemanas del naufragio de la fragata Gneisenau, concluyendo la visita en el que fuera primer templo anglicano de España, un edificio de 1856 que durante el invierno de 1890-91 pasó de templo/albergue a Capilla de San Jorge, hoy la Iglesia Anglicana de San Jorge.

 

George Langworthy y Torremolinos

 

La vinculación de George Langworthy Southan con Torremolinos está perfectamente resumida en el libro escrito por el propio alcalde, Pedro Fernández Montes, “Historia de Torremolinos e Independencia de Torremolinos”, de reciente edición, donde se explica que este aristócrata y militar inglés adquirió en 1903 la finca del Castillo de Santa Clara,que incluía el Castillo que en siglos anteriores había sido un importante  fuerte militar, bien pertrechado de cañones dada su estratégica situación al final de la Bahía de Málaga”.

 

“Parece –continúa el relato- que la venida al sur de Europa para comprar una finca estuvo motivada por la búsqueda de un clima más benigno que el inglés, que pudiera favorecer la precaria salud de su esposa Anne Margaret, a pesar de lo cual falleció diez años más tarde, en 1913, a la edad de 40 años.

 

Con el estallido de la I Guerra Mundial, como perteneciente a la nobleza de Inglaterra, D. Jorge cumplió con su obligación de incorporarse al ejército británico siendo destinado a la zona del río Marne, donde pudo conocer el horror de los primeros gases lacrimógenos y la terrible guerra de trincheras donde el cuerpo a cuerpo era habitual.

 

La guerra tan cruenta y con tantas vidas sacrificadas hizo reflexionar a D. Jorge sobre la existencia humana y, como persona con profundas raíces religiosas, ingresó en la llamada Iglesia de Cristo, Científico, fundada por la norteamericana Mary Baker Eddy en 1879. 

 

Tras su vuelta a Torremolinos y cual apóstol se dedicó a predicar su nueva religión cristiana a las gentes de Torremolinos, principalmente y por proximidad de la Carihuela; y a todos aquellos que acudían a sus prédicas, ya fuera para leer los preceptos religiosos de su iglesia, los que sabían leer, o simplemente limitarse a oír los que no sabían… A todos les regalaba una peseta de plata, cada vez que había reunión.

 

Ni qué decir tiene el éxito que tuvo la iniciativa entre las personas más necesitadas, que en aquellos tiempos eran muchas, y sufrían enormes estrecheces, aunque es bastante difícil determinar hasta qué punto podían comprender o aceptar los nuevos preceptos religiosos porque, desgraciadamente, en los pueblos pequeños tanto el analfabetismo total como el funcional eran lo más corriente, ya que el grado de escolarización era muy deficiente a principios del siglo XX.

 

Lo que sí es cierto es que a pesar de la oposición del cura párroco y los católicos más ortodoxos, ante algo tan inaudito en la España de entonces, las gentes sencillas de Torremolinos, de quedar gratamente sorprendidas al principio, pues no era para menos, después pasaron a tener un gran respeto por D. Jorge, que más tarde se tornó en admiración y cariño porque era una persona que lo estaba dando todo por sus creencias y por hacer el bien a los más necesitados.

 

Como era de esperar, tanto desprendimiento fue mermando su fortuna hasta el punto que empezó a resultarle imposible mantener los cuantiosos gastos que tenía con los salarios y manutención de sirvientes y trabajadores,  contribuciones y arreglos de la finca y edificios,  etc., y por eso decidió dar las tierras en arrendamiento a sus cuatro jardineros, y como precio del mismo sólo tenían que pagar las Contribuciones y la condición indispensable de mantener la finca en perfecto estado. Su generosidad con ellos fue tal que a su muerte cuatro de sus trabajadores más fieles heredaron la finca.

 

Tanta generosidad y bonhomía no podía pasar desapercibida, y por ello prácticamente todo el pueblo de Torremolinos sentía veneración por él, siendo así que el 15 de mayo de 1918, el Ayuntamiento tomó el acuerdo unánime de nombrarle HIJO ADOPTIVO Y PREDILECTO DE TORRE-MOLINOS, en reconocimiento ‘a las innumerables obras de caridad, empleando cuantiosas sumas en sostener familias necesitadas y en otros actos filantrópicos y altruistas que le han valido justamente el dictado popular de Padre de los Pobres’.

 

Posteriormente en 1927 ‘D. Jorge’ tuvo la idea de habilitar las dos edificaciones más importantes de la Finca, separadas entre sí unos 60 metros, para instalar un hotel que le proporcionara ingresos adicionales a su paga de militar. El Hotel Castillo de Santa Clara fue el primer hotel de la Costa del Sol, siendo Salvador Dalí su visitante más destacado y su mujer Gala la más famosa por tomar el sol en top-less. El hotel fue arrendado primero al norteamericano Marc Hawker y más tarde al inglés Frederick Saunders, cuya viuda lo regentó hasta finales de los años cincuenta.

 

George Langworthy murió el 29 de Abril de 1945, a los 79 años de edad, en la casita a la que se había retirado dentro de la propia finca de Santa Clara, y reposa junto a su esposa en el Cementerio Inglés de Málaga. George Langworthy forma parte de la Historia de Torremolinos por derecho propio”

 

El Cementerio Inglés de Málaga

 

Es el cementerio cristiano no católico más antiguo de la España peninsular. Construido en 1831 sobre un terreno cedido por el Gobernador de Málaga al entonces Cónsul Británico, fue posteriormente traspasado por Real Decreto al gobierno británico. El cementerio ha sido hogar desde 1891 de la Iglesia Anglicana de San Jorge bajo la autoridad de la Diócesis Europea de Europa.

 

Situado en el corazón de la ciudad de Málaga, es el lugar de descanso eterno de muchas personalidades de las comunidades inglesa, española, y de otras nacionalidades, establecidas o de paso por Andalucía y, particularmente, la Costa del Sol.

 

Los enterramientos que se han ido efectuando a lo largo de los años nos proporcionan un archivo histórico único de las comunidades británicas y otras comunidades cristianas protestantes que han residido en la Costa del Sol desde 1831.

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