Miedo da algunas veces abordar temas de “análisis” político.  En primer lugar porque las gentes parecen hartas de tanto politólogo sabiondo que sabe más que los propios políticos objeto de sus comentarios. Llegan , como en la bolsa,  a “saber” por qué este subirá o este otro bajará en expectativas de votos, incluso, si la ciudadanía tiene mayores o menores simpatías por uno u otro. Quizás la forma manos tendenciosa de acercarse al estudio de los fenómenos políticos sea constatando hechos, que no opiniones o gestos.
¿Puede, a la vista de lo que ocurre, concluirse que el PSOE puede mimetizarse con PODEMOS? Evidencias haylas de que un sector muy importante de militantes, varonesas y varones, e incluso afiladas y afiliados, no quieren ni ver el color morado. Y esto, según comentan, es por diversos motivos. Tanto los cargos públicos, como los del propio partido  socialista, no asumen el código ético de podemos.  Sencillo y fácil de entender, pero que choca frontalmente con sus intenciones de vivir, casi toda su vida, de la política, cual de una  “profesión” se tratara. En Podemos no se puede estar en esos cargos más de dos mandatos, no se  compatibilizan  cargos electos en varias administraciones e instituciones, no se  cobra por encima del equivalente a tres veces el salario mínimo interprofesional, (ahora algo menos de 2000 euros). ¿Es eso asumible por tanto profesional de la política?
La afiliación socialista recibe muy mal las críticas que se hacen al PSOE, aunque se lleve cierta razón, por el mucho cariño que le tienen al partido y a su historia. Amén de seguir en ocasiones las consignas anti podemista de los líderes, en los cuales confían. Un hecho también contrastable es que desde la llegada de Podemos, algunos altos cargos del PSOE pretendieron captarlo. Recordar cenas y comidas con Bono y Zapatero. Reuniones a varias bandas, conversaciones para confluir en un posible gobierno de coalición…
Por otro lado Podemos casi no tiene historia y sí ha recibido, y recibe, ataques por parte de los sectores más poderosos del país, tanto económicos, mediáticos, como políticos.  Esa acidez de los poderes facticos no se aplica al PSOE. Es más se le hace constante llamamientos a la colaboración, por aquello de considerarlo un partido “constitucionalista”.  El Psoe si tiene historia, la reciente, la de la transición, y en ella ha ido prometiendo el oro y el moro, se ha pasado por donde le ha parecido el referéndum de la Otan,  no previno al país de la banca rota, pretendió ocultar la crisis, ha llegado a ver brotes verdes en el mayor de los desastres económicos y sociales de este país y ha pactado con nocturnidad y, en menos de 24 horas, con el PP la modificación de la constitución para blindar el reconocimiento de la deuda externa y los intereses del sector bancario. Hechos son amores y no buenas razones para concluir que no es posible la “moralización” del rojo socialista.
Fdo Rafael Fenoy Rico