La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a 12 años de prisión por un
delito continuado de abuso sexual a un hombre que sometió durante años a tocamientos y a otras prácticas de carácter sexual a la nieta, menor de edad, de la que era su compañera sentimental.
La Sala ha impuesto al acusado, con pasaporte paraguayo y en situación irregular en España, la obligación de indemnizar con
30.000 euros por los daños morales y psicológicos a la víctima, a la que no podrá acercarse y con la que no podrá comunicarse por ningún medio durante 22 años.
El fallo de la resolución también establece una inhabilitación especial para el condenado, que no podrá desarrollar
ninguna profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve un contacto regular y directo con menores de edad por el tiempo de 15 años.
El condenado y la abuela de la víctima comenzaron a
vivir juntos en 2012 en un domicilio de un municipio de la provincia de Valencia en el que también vivía la niña, junto a su madre y su tía.
Según el relato de hecho probados de la sentencia, hecha pública por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, desde que la menor tenía 5 o 6 años, el condenado aprovechaba los momentos en los que se encontraba a solas con ella para, con ánimo de satisfacer sus deseos, obligarla a participar
en diferentes actos sexuales con la promesa de que luego jugaría con ella a muñecas.
Los abusos se producían generalmente por las tardes, cuando la víctima volvía del colegio. Poco después, cuando la menor dejó de vivir en la casa, el hombre repetía el comportamiento en aquellos momentos en los que
la niña acudía de visita o cuando su madre trabajaba.
Los últimos tocamientos sucedieron en
enero de 2020 después de que la menor pasara las fiestas de Navidad en el domicilio de su abuela.
Una madrugada del mes de abril del mismo año, la víctima
sufrió una crisis de ansiedad mientras dormía tras la que contó los hechos, y poco después, la madre de la niña interpuso denuncia ante la Policía Nacional.
La menor, que tiene actualmente 15 años, presenta síntomas compatibles con el estrés postraumático,
con signos de miedo, desconfianza, sentimientos de soledad y baja autoestima, vergüenza e inestabilidad emocional.
Además, la víctima ha sufrido una "interferencia en su desarrollo psicosexual, que ha determinado la necesidad de someterse a una
terapia psicológica que sigue actualmente", detalla la sentencia.