Resulta de una inocencia y una candidez enternecedora, y a la vez muestra de una ceguera alarmante, que haya quien aún crea a la Ministra Celaá y su gabinete, cuando dicen que nada tienen contra la concertada, que es un malentendido, “fake news” de prensa ociosa, y que los padres nada tienen que temer, ante su declaración, leída y no improvisada, de que la libertad de elección de las familias en educación debe considerarse excluida del marco constitucional y restringida a un desprotegido ámbito meramente legal.
El misil en la línea de flotación de la concertada soltado con alevosía en el Congreso de Escuelas Católicas, ha sido reiterado por una nota del Ministerio, intervenciones públicas del Subsecretario de Educación, y un argumentario del PSOE filtrado sobre la escuela concertada.
No hay error posible… se dijo exactamente lo que se quiso decir, como y cuando se quiso, y quienes allí estábamos lo interpretamos de la única manera plausible. No preocupa la fundamentación jurídica utilizada por la Ministra porque, en mi opinión, fue débil, tendenciosa, técnicamente muy cuestionable y rebatible, y así lo intenté demostrar en un extenso y detallado hilo de twitter que, por razones de espacio y oportunidad, excuso reiterar.
Lo verdaderamente intranquilizador e inquietante es la postura del partido socialista que subyace y la tendencia que muestra. Después ha venido la elucubración de razones: la Ministra se está postulando, es un globo sonda, el PSOE se está radicalizando y su amistad peligrosa con Podemos lo “descentra”,… pero lo cierto es que este socialismo jamás ha sido proclive a la libertad de enseñanza. Aunque a veces, en todo caso, ha contemporizado, ha sesteado, en el pragmatismo de algunos de sus gobiernos, la historia lo constata, con su postura en el proceso constituyente en la redacción del art. 27 CE, en el argumentario de su recurso ante el Constitucional a la LOECE de la UCD (la que dio pie a la rediviva STC de 1981), o en su regulación de la LODE, donde no es que no quisieran acabar con la concertada, es que no pudieron, fruto de la intensa presión social, pero donde nos legaron un tándem normativo, aún vigente, LODE-Reglamento de concierto, que lejos de favorecer el desarrollo de la libertad de enseñanza y su elemento nuclear e identificativo, el ideario o carácter propio, lo somete a claras restricciones, al hostigamiento hasta el ahogamiento.
La LOE profundizó en ese concepto reduccionista de la libertad y el nuevo proyecto legal socialista, que no es más que un “remake” de la muy fracasada LOE, abunda en ello. No nos engañemos; tampoco el PP, que ahora pretende ser adalid de esta libertad (siempre cuando está en la oposición y nunca cuando está en el gobierno, al menos el nacional) remó a favor con sus leyes, que, más que aquilatadas, fueron tenues y acomplejadas, y dejaron vivo ese bloque normativo. Por todo ello, resulta más que grotesco, grosero, oír hablar al PSOE de que ellos “inventaron” la concertada, allá por el 1985, porque no había plazas suficientes en centros públicos, para referirse a unos centros de iniciativa social más que centenarios en gran parte, que ya entonces estaban sostenidos con fondos públicos bajo el instrumento de la subvención y que respondían, no a la ausencia de plazas públicas, sino al ejercicio de la libertad de enseñanza y la libre elección de los padres.
En realidad, todo esto no debe extrañar, porque el socialismo es intervencionista. Está en su ADN. Y el intervencionismo, es alérgico a la libertad. Los límites a la libertad de enseñanza, el desprecio a la elección de las familias y el empeño en menospreciar la demanda social, la apuesta por un monopolio estatal o de los poderes públicos en educación (la escuela pública única), la falta de autonomía absoluta de los centros, que es desconfianza en los profesionales de la educación e injerencia hasta en lo más mínimo (sometidos a un restrictivo curriculum sin margen alguno),… no son más que muestras de ese maltrato a la libertad. En educación hoy, hay muy poca libertad; y menos que habrá, no le quepa duda, a no ser que los ciudadanos reaccionen.