Por el barrio de La Magdalena transitan estos días muchas más personas de lo habitual. La cercanía de la festividad de San Blas se nota y la tradición manda en la capital. Como cada año, los jienenses encuentran en el patio de la parroquia de Santa María Magdalena el punto de venta de las bolsas de rosquillas, con la diferencia de que están bendecidas con la reliquia del Santo protector de los males de la garganta.
El ritmo de las ventas está siendo “bueno”, semejante al de años anteriores. “La tradición se mantiene y son muchos los jienenses que vienen para llevárselas”, reconocían ayer las voluntarias Isabel Martínez y Encarnación Rodríguez.
En un buen día de ventas se pueden dispensar más de seiscientas bolsas de rosquillas. Al precio de un euro, cada paquete lleva diez roscas de pan que estos días son saboreadas en los hogares jienenses. Lo recaudado se destina a la parroquia y a las necesidades que atienden.
Un equipo de voluntarios de la parroquia, de la Cofradía de La Clemencia y de Cáritas atiende a quienes llegan. Incluso si la persona que llega para comprar tiene alguna discapacidad física que le impide bajar las escaleras, se las despachan en la misma puerta.
Como cada año, la venta se inició el pasado 26 de enero, coincidiendo con el comienzo de la Novena. Ya han sido muchas las personas que han adquirido sus rosquillas para consumo propio y para regalar.
La venta se mantiene hasta el próximo 3 de febrero, festividad de San Blas. Hasta entonces, jienenses llegados de todos los barrios de la ciudad pueden compran sus rosquillas. El horario de venta es de 10 a 13 horas y de 17 a 20 horas.
La Solemne Festividad en honor a San Blas se celebra el viernes, a partir de las 18:30 horas, comenzando con el oficio de la Novena y siguiendo con la celebración solemne de la Eucaristía, oficiada por el párroco Agustín Rodríguez.